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Entre mesas de casino de Marrakech, dónde se disputa el SISMIX de Winamax, luces de noche, partidas, cartas y recuento de fichas, destaca una mujer moviendo un carrito. Dentro, una niña, Victoria Calamusa, sonriente que no extraña ni a nada, ni a nadie. Nació entre cartas, mesas, all-ins y se encuentra en un casino como en casa. Esta es su historia.
Pierre Calamusa es uno de los jugadores profesionales de Póker que, desde el primer día, está disputando el torneo que reúne a dos millores de jugadores y numerosos famosos. El francés (con familia originaria de Vietnam, siempre dicharachero y divertido, llama la atención de los aficionados porque es famoso y es. uno de los integrantes del equipo de jugadores profesionales de la prestigiosa empresa francesa. Para quien no lo conozca, Pierre Calamusa es francés y aún no tenía ni 20 años cuando descubrió el póker. Hijo de profesores, estaba cursando sus clases preparatorias en una prestigiosa escuela de comercio en Paris y convirtió su hobby de universitario, el Texas Hold’em, en su modo de vida. Primero jugaba con compañeros, después empezó a hacer pequeñas apuestas y finalmente dio el salto. Se puso a estudiar y a dedicarse profesionalmente a este juego. Más de una década después "el vietnamita loco", que es como se le conoce familiarmente, se hizo con un puesto en el equipo profesional de Winamax donde, diez años después, sigue siendo uno de los jugadores más queridos y seguidos por su carácter afable.
Tanto es así que su reciente paternidad le ha cambiado la vida pero no el carácter. Él sigue siendo la misma persona agradable, atenta que contrasta con el Pierre Calamusa, jugador, que tiene un punto agresivo y al que siempre le gusta tomar decisiones arriesgadas en las partidas presenciales. Lo hace, eso sí, siempre con una sonrisa.
Aunque para sonrisas de orgullo y satisfacción la de Delphine Morales, su mujer, con orígenes españoles pues proviene de una familia almeriense, es la que da los detalles del nuevo tándem. "Se llama victoria y, desde que nació (apenas tiene medio año de vida) sigue a su padre a los torneos", explica con la niña en brazos mientas la pequeña toquitea el teléfono del periodista. Ella es el foco de atención de los presentes y siempre, siempre sonríe. No se la oye llorar.
"Es mi mejor pareja de ases", confiesa Pierre en una de las pausas del primero de los torneos paralelos que disputa en Marrakech. Se le ve feliz, somnoliento y con prisas. Aprovecha los escasos minutos para acercarse a ver a su pequeña y a su mujer. Beso a ambas, carantoña y a seguir. Sonriente pero sin parar "Es mi inspiración, mi mejor pareja de ases, (repite) pero no me da más suerte o menos", dice Pierre sonriente. Sabe que esto va más de trabajar, de estudiar porcentajes y dedicarle tiempo. Así ha llegado a donde está.
A Delphine, su mujer. no la conoció jugando, pero "me da clases en casa" explica sonriente al tiempo que asegura que el "Morales" de su apellido le viene de Almería. Ella lo dice sonriente, con Victoria mirando fijamente a la cámara. De mayor será lo que ella quiera, pero tiene ya la mirada atenta de su padre y su afabilidad para convertirse en una de las jugadoras más queridas del circuito como, lo es su padre.