de la mediocridad que de las alturas.
Consumados los dos primeros fracasos de la temporada, el objetivo era acabar quintos en la fase regular para evitar a Barça, Madrid y Caja Laboral en el playoff. Pero esa quinta plaza, que ostenta el Cajasol, está a tres victorias cuando sólo restan nueve partidos de Liga regular. Las señales que emite el equipo verde no dan para ser demasiado optimistas. En el club, en cambio, siguen mirando para otro lado. La autocrítica permanece guardada en el último baúl y nadie da un paso al frente para asumir ni para depurar responsabilidades. Después de no dar el nivel mínimo exigible en dos de las tres competiciones, el reto de la quinta plaza empieza a sonar a milagro más que a realidad deportiva. Es difícil hacerlo peor.