Dentro de la ridiculez que aparentaba por momentos el espectáculo, aprovechó la ocasión Joel Freeland. El británico tiene, desde luego, un talento indiscutible que se desborda cuando encuentra alguna facilidad, como el cazador al que le sujetan la presa. El británico tomó el timón del equipo en ataque, donde fue el destino de todas las jugadas. Las comprometidas y las que no lo fueron tanto. Ninguno destacó tanto como él, a pesar de que hubo minutos para recuperar la confianza de todos. Jugó bastante Gomis y algo Guillem Rubio. Saúl salió de titular y (se intuye) cumplió a la perfección los mandamientos de Aíto. Berni también tuvo sus tiros y pasó de no tocar aro a enchufar alguno.
Quizás el único que no recuperó confianza fue Printezis, que ha pegado un bajón del que no parece que será fácil sacar. Encima no tuvo muchos minutos en esa hoja de ruta que Aíto tiene preparada para dejar al equipo en lo más alto de la ACB.
Del Xacobeo es difícil decir algo bueno. Vasileiadis y Alfonso Sánchez parecieron ser de los pocos que disfrutaron algo en la pista y sobre todo lo hicieron por el cariño que se les guarda todavía en Málaga. No fue su día. Fue, por fin, un día para el Carpena.