Se mide también la fiabilidad de Blakney, que ilusionó en su debut real, puesto que lo del domingo pasado fue una simple toma de contacto. Agarró la responsabilidad que se le pidió e hizo jugar al equipo, corrió y templó cuando tocaba. El difícil arte de ser base no le es ajeno, sabe de qué va esto. Falta ver si le llega el físico y si mantiene la regularidad. También está Lima, enorme en el cuarto final en la pista alemana, ahora con más confianza para hacer cosas buenas.
Enfrente está el Menorca Basquet, con un balance de 3-4 y con un malagueño en sus filas, Rafa Huertas, y un cedido por el Unicaja, el mallorquín Miki Servera, reconvertido a base desde sus 197 centímetros. Es un proyecto interesante al que desde Los Guindos se sigue de cerca. El quinteto Ciorciari-Limonad-Radnovic-Cuthbert-Donaldson asume el grueso del protagonismo, apoyado por una afición que no vacila en apoyar a muerte. Ellos buscan la permanencia, el Unicaja la estabilidad.