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Un Bilbao Basket impropio estuvo cerca de despeñarse en la Eurocup (81-65)

32 años siguiendo la información del Athletic.

Resulta difícil entender el indecoroso partido del Bilbao Basket este miércoles en Rusia defendiendo el liderato del Grupo L del 'Last 32' de Eurocup en su visita al Nizhny Novgorod. El (81-65) final habla de un papelón que llegó incluso a hacer temer por el basket-average tras ganar ¡por 26! en Bilbao, y es que los de Pueyo llegaron a estar con -22 ante un rival que volvió a jugar sin sus dos grandes estrellas: Babbitt, fugado, y Brezec, lesionado.

Y es que hay cosas que no cambian, como las malos inicios del equipo bilbaíno lejos de casa. Como sucediera en Santiago en Liga se tiró el encuentro casi desde el inicio y luego ya fue todo remar en medio de una tempestad de la estepa. Será por el frío, la hora o por los sofás puestos a pie de pista, porque la siesta MIB fue esta sobremesa de pijama y orinal. Y eso que no había más que 1.500 espectadores en el Trade Union Sport Palace y que hasta empezó algo mejor que su rival, 4-8, en ese ratito cuando la tv rusa erraba constantemente con el marcador.
Pero un 10-0 en los dos últimos minutos del primer cuarto dejó el marcador en 18-11 en una salida con sorpresa, ya que Kavavaliauskas y Markota fueron los pivots titulares. La siesta ya cogió pleno poderío cuando entre ambos cuartos se encajaba nada menos que un parcial de 18-0 que disparaba las cifras hasta el 26-11. Con 31-15 llegaba un TM de Pueyo desesperado con la mala defensa en el bloqueo directo a Rochestie, que con (6/7) ya se iba hasta los 15 puntos. No había manera de pararlo ni de llegar a puntear los triples en las esquinas, lo que se tradujo en irse al descanso 43-26, tras haber estado 20 abajo y ver como únicamente Markota veía aro con 11 puntos. El conjunto vasco había estado muy mal en defensa y en ataque, anotando tan solo un tiro libre en todo el primer tiempo. Se estaba fatal en porcentajes de lanzamientos y peor también en el rebote que los locales.

En el tercero se vivó un espejismo porque el partido iba a enloquecer con una nube de tiros lejanos acertados que darían algo más de más emoción al encuentro. Pero apenas fueron unos segundos. De entrada un parcial de 5-0, todo de Mumbrú, puso un ilusionante 43-31 en el marcador. Pero enseguida dos triples solos de Korobkov y de Thompson rompían la racha vasca, justo hasta que otras dos bombas consecutivas de Bertans bajaran la distancia a solo 10 puntos, 51-41. Era el momento del ahora o nunca, y salió... nunca. 
Llegada la hora de jugársela no se pudo frenar la avalancha local y otra vez los rusos, dirigidos esta vez por el multiusos Panim, se fueron con autoridad hasta un tremendo 68-46 debido a su poderío en los triples y a un 15/15 desde el tiro libre. La derrota corría ya el riesgo de ser un drama de los de Vasili Grossman.  
Veinte abajo. Con 68-48 se entró en los diez últimos minutos del esperpéntico choque. Ya la única opción era salvar el average y que el estropicio no fuera demasiado grande cuando llegue la hora de echar cuentas más adelante. Se comenzó recortando algo el socavón, pero costaba un mundo anotar en una tarde nefasta.
Al final se pudo llegar a la meta con un infame 81-65, salvando el average pero disparando las obligaciones y la calculadora para los dos partidos que restan de esta segunda fase. Los octavos se han puesto muy caros.

Por parte rusa Rochestie se fue a los 18 puntos y Panim a los 15, por el lado de Miribilla escasamente 12 de Germán, los 11 citados de Markota y 10 de Mumbrú. Poco, muy poco.

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