Sonaba Thunderstruck, de AC/DC en la previa. Metáfora de lo que luego se viviría en el Carpena. La afición malagueña ofreció un espectáculo a la altura de lo que ocurría en la cancha. Truenos desde las gradas ara elevar a los de Joan Plaza. Lástima de resultado final.
El "Sí, se puede" sonó los 40 minutos, en especial cuando se certíficó la prórroga. También se leyó, pues fue el lema de los cartelones con los que el club buscó dar color al momento himno. El cántico de Pablo López ha calado hondo. Incluso a capela lo cantó el Carpena.
Como en el anterior encuentro, Rudy concitó los gritos e iras de buena parte de la afición cajista. Profusión de insultos y palabras malsonantes para el escolta mallorquín. Los árbitros también provocaron enfado con acciones poco comprensibles, como una técnica a Plaza por pedir a Hetts que bajara a defender. Sergio Rodríguez se encaraba con Plaza desde la lejanía.
La derrota no hundió al Carpena, que, lejos de reprochar nada, despidió a su equipo entre aplausos y gritos de "¡Málaga, Málaga!" y "Campeones, campeones". Los hombres de Plaza son los campeones del Palacio. El comienzo de una relación que nunca debió quebrarse. Que siga para muchos años.