La fiebre amarilla, volumen 2

De la excelencia al ridículo. Así fue el partido del Unicaja, al que le vuelve a atacar la fiebre amarilla, como ya pasó en la cancha del Alba de Berlín. Desperdiciar 20 puntos de ventaja en Euroliga... Del 12-32 del segundo cuarto al 67-64 final. Hagan cálculos. Es equipo de Top 16, pero aun así, conviene hacer algún ejercicio de autocrítica.

El Unicaja entró en el partido con una seriedad enorme. Buscando buenos tiros y dejando al Limoges en ocho puntos en diez minutos. Fran estuvo enorme en rebote e intimidación. La sensación viendo lo que hizo cada equipo es que la ventaja fue hasta corta (8-17).
Pero el equipo de Plaza estaba cuajando los mejores minutos corales casi de la temporada. Todos aportaban, en un aro o en el otro. Y la ventaja seguía creciendo. Una canasta llevaba Limoges en todo el cuarto cuando el Unicaja ya se había puesto 18 arriba (10-28) tras un pase imposible de Granger a Golubovic. Pero tras el 12-32 obra de Thomas, el Limoges renació. La zona se le atragantó al Unicaja, que ya no podía anotar con comodidad y era obligado a posesiones larguísimas. El 9-2 dejó la ventaja en 13 puntos (21-34).
Y no era anécdota la reacción del Limoges, que siguió como un martillo pilón machacando al Unicaja a base de baloncesto puro y duro. El terreno moral también era suyo. Comenzaron a creer y crecieron. Batista impuso su ley en la zona y Smith también se entonó en la anotación.
Con 41-41, un triple de Stefansson dio oxígeno al equipo y una canasta de Suárez complicada ayudó a terminar tres arriba el tercer periodo (43-46). Pero aún estaba por venir lo peor.
El último cuarto fue un espanto en todos los sentidos. Tampoco el Limoges estaba siendo excepcional, pero tenía toda la fe del mundo. Smith fue todavía más determinante, acompañado por el resto del ejército amarillo, que moría en cada jugada.
Tampoco Plaza aportó nada desde el banquillo, con casi dos cuartos y medio a rebufo de su homólogo francés. Nueva derrota fuera de casa del Unicaja en la Euroliga, que sólo ha logrado ganar en la pista del Cedevita en la primera jornada.