La semana de reflexión de la Copa del Rey no ha servido para nada. El Unicaja volvió a ofrecer su peor versión, esta vez en la pista del colista del Grupo E, el Darüssafaka, donde cayó con estrépito (78-55), ofreciendo una imagen paupérrima y dilapidando un buen puñado de opciones de pasar al Top 8. Plaza había dicho la jornada anterior que quería recuperar los signos de identidad que habían caracterizado a su equipo bajo su mando. Pero no hubo reacción.
Ni hubo reacción esta tarde del equipo ni del entrenador en Estambul (veremos el domingo ante el UCAM en el Carpena, 12:30), ni tampoco acción en los días previos por parte del club pese a las bajas tan cacareadas. El presidente Eduardo García fue tajante hace unos días, no habrá movimientos de entrada ni de salida. Inmovilismo. Así que el Unicaja sigue a la deriva (dos triunfos en los últimos nueve partidos y cinco derrotas consecutivas en Euroliga).
Ni siquiera la reaparición de Hendrix, aún con dolores, se notó. Los fichajes para suplir a Markovic y Gabriel (Nelson y Cooley) no dan el nivel (el segundo apenas juega) y la baja de Jamar Smith no tuvo relevo. La plantilla se ha quedado desnuda y ni Plaza da con la tecla ni los jugadores están asumiendo la responsabilidad en este tramo decisivo de la temporada en el que se cuecen los objetivos. Situación crítica.