Un corazón enorme

Tito Díaz se mostró eufórico tras la victoria conseguida por el Leyma Básquet Coruña en Melilla, que implica regresar a casa con la eliminatoria igualada y la posibilidad de acceder a la final jugando como local. Los naranjas obtuvieron un triunfo dulce (97-99) en el norte de África y ahora podrán afrontar con más margen los dos próximos choques al calor del público herculino.

 
Así lo contaron nuestros compañeros del LBC:

El rival seguía siendo un gigante al que costaba frenar, llegando a tomar una peligrosa ventaja de 11 puntos en el marcador a mitad del segundo cuarto y dominando una vez más el rebote, que ya había sido clave en el encuentro anterior. Pero, en honor a sus señas de identidad, ni las bajas de Jesús Castro y Ben Stelzer ni los envites de los locales eran suficientes para un equipo que desconoce el significado de la palabra rendirse y, poco antes del descanso hacía el primer empate. Aviso a navegantes, aunque el luminoso cerrara la primera parte seis puntos abajo para los de Tito Díaz. Y el presagio se cumplió: a la vuelta de vestuario el Leyma Básquet Coruña mejoró la defensa y el rebote, al tiempo que iba creciendo en acierto anotador, especialmente en triples. Ninguno daba su brazo a torcer y en los dos últimos cuartos se sucedió una interminable cadena de empates de uno y otro lado, hasta llegar a un ajustado 97- 99 a poco más de un segundo para el final. El tiempo muerto solicitado por el entrenador melillense Alejandro Alcoba no logró el resultado deseado y el equipo local falló el tiro que habría forzado la prórroga. En la rueda de prensa posterior al encuentro, Tito Díaz no ocultó el orgullo por los suyos, por “su corazón enorme” y por haber contribuido a ofrecer, mano a mano con los melillenses, un espectáculo de “baloncesto en estado puro”.