Luka Doncic y Goran Dragic, los líderes y motores de una Eslovenia que ya es, por derecho propio, la gran revelación del Eurobasket, son el último obstáculo de la selección española hacia la final.
Los balcánicos son el mejor ataque de la competición (89,7 puntos de media), sólo superados por Letonia a la que eliminaron en cuartos de final, mientras que el equipo español se queda muy cerca con 86,5 puntos.
En defensa, por el contrario, España luce galones de líder con 61,5 puntos en contra, mientras que los balcánicos aceptan 76,5 puntos por partido.
El juego interior español es, con diferencia, el mejor del campeonato y Eslovenia presenta un perímetro de campanillas con Dragic y Doncic en el mascarón de proa del equipo.
Dicho esto parece claro que a la selección le convendría un partido controlado y con una anotación media, aunque contra equipos brillantes en ataque jugar a poco puntos reduce el margen de maniobra.
Como en casos anteriores, parece claro que tanto Dragic como Doncic van a meter puntos y que la defensa española no debe centrarse tanto en bajar la cifra de anotación de estos dos jugadores como en frenar el juego que generan para el resto.
Si la circulación de balón de los eslovenos se ve ralentizada, sus opciones de tiro y penetración se van a ver disminuidas y su eficacia, también.
España tiene más diversificada su fuente de puntos y además de Pau y Marc Gasol, en los distintos partidos han ido apareciendo Ricky Rubio, Sergio Rodríguez, Willy y Juancho Hernangómez y Carlos Sastre para sumar en ataque.
La experiencia también puede ser trascendental. La importancia del choque, que da paso a la final, puede pesar en un equipo joven que accede por primera vez a estas alturas de campeonato, mientras que España suma su décima presencia consecutiva en semifinales, que se dice pronto. Y además defiende título.
Está claro que Eslovenia es algo más que Dragic y Doncic. Prepelic también suma y Randolph, si se centra, puede ser fundamental. Vidmar, es un pívot limitado en lo técnico pero rocoso en su juego y el resto aportan trabajo, ilusión y una fe incontestable hacia sus compañeros.
No se llega a semifinales invicto sin unas buenas y poderosas razones y Eslovenia las tiene, pero España llega en las mismas condiciones, también sin perder un partido, y con cada rival que ha tenido enfrente ha ido superando cuantas propuestas le han hecho.
Tras superar la defensa al límite de Turquía más el ambiente hostil del infierno del Sinan Erden, contra Alemania superó un pésimo inicio y supo tener la cabeza fría, aguantando en defensa, hasta que surgió, esta vez Marc Gasol, como líder en ataque.
España tiene más experiencia, más calidad, más jugadores y más peso específico como equipo, pero Eslovenia tiene la juventud, la valentía y esa falta de responsabilidad que da haber alcanzado ya la mejor clasificación de siempre en su historia, que siempre es peligrosa y conviene no desdeñar.