La inminencia del inicio de la Euroliga produce satisfacción e ilusión en la plantilla del Unicaja Baloncesto. También hay cierta responsabilidad con lo que se avecina. Jugar 30 partidos contra los mejores equipos de Europa es un deber y un reto para que los jugadores mejoren su nivel, su caché. Y para que la afición se sienta orgullosa.
"Es una de las razones por las que vine a Málaga, jugar contra los mejores de Europa y muchos americanos buenos", dice Ray McCallum, aún en proceso de adaptación para conseguir su mejor nivel.
En la misma línea se manifiesta Nemanja Nedovic, que sueña con la Final Four de Belgrado. "Está muy lejos, pero es verdad que sería muy bonito. Hay que ir paso a paso. Cuando ganamos la Eurocup queríamos jugar la Euroliga y aquí estamos. Nos lo ganamos y ahora tenemos que disfrutarlo", aseguraba el mago serbio.
El capitán, Carlos Suárez, señala que "sabemos que será una temporada muy dura, por lo que hablé con compañeros del Madrid me decían que no hay respiro y que hay que relativizar las derrotas porque hay más partido. Pero físicamente también carga".
En general, buen ambiente en el vestuario del Unicaja. "¡Es la Euroliga!", se repite entre la afición y los jugadores. Exigente y motivante.