El Real Madrid jugará en Burgos, ante el San Pablo, su cuarto partido en siete días, un auténtico maratón que los blancos quieren finalizar positivamente en un enfrentamiento sin precedentes pero con contrastes extremos porque se enfrentan el último contra el primero.No es solamente la clasificación lo que separa de punta a punta a San Pablo y Real Madrid. Los de Pablo Laso son los máximo anotadores de la competición (91,80 puntos de media), mientras que los de Diego Epifanio meten exactamente veinte puntos menos por partido y son, además, la peor defensa de la competición.
El Madrid es líder con cinco victorias y el San Pablo, el último con cinco derrotas. Los burgaleses llevan toda una semana entrenando y preparando el choque, mientras que los madridistas bastante tienen con llegar a tiempo al partido. De entrenar ni hablamos.
En el San Pablo hay dos jugadores cedidos por el Madrid, Sebas Saiz y al brasileño Felipe Dos Anjos y el equipo de Laso sigue con bajas sensibles como las de Anthony Randolph y Ognjen Kuzmic, además de la ausencia, por motivos familiares, de Trey Thompkins.
El único precedente entre ambos equipos es el partido amistoso que disputaron en la presentación del equipo burgalés ante sus aficionados, el pasado 14 de septiembre. El Madrid ganó por 73-86 sin alguno de los jugadores que disputaron el Eurobasket.
Dicho esto, el Madrid es claro favorito para el partido. Durante la semana el técnico ha intentado modular la presencia de sus jugadores en pista para no desgastarlos, aunque algunos como el pívot mexicano Gustavo Ayón, por razones obvias, "han jugado más minutos de los previstos", según reconoció el técnico tras el partido del martes ante el AX Milán.
La diferencia parece máxima, pero el partido hay que jugarlo y ganarlo. Y el Madrid es consciente de ello.