La presidencia de la ACB parece el cuento de nunca acabar. Desde finales de 2017 el puesto está vacante tras la dimisión de Francisco Roca. Pero no se ha relevado, no hay consenso. El lunes se celebró una votación y la ganó Javier Imbroda. Pero no por la amplia mayoría demandada por los estatutos, con 14 de 18 votos.
Horas después, Imbroda se ha pronunciado por las redes sociales. "Lo intenté pero no pudo ser. Me quedo con la experiencia vivida y con la victoria aunque insuficiente. El peor enemigo de la ACB es la propia ACB. Mientras, otros se aprovechan de su debilidad. Muchas gracias a todos los que creyeron en mí", eran las duras palabras de Imbroda, delatando el cisma que existe entre los clubes.