El Unicaja Baloncesto-Unics fue una epopeya con final feliz. Contribuyó a ella Mathias Lessort, que desde la línea de personal fue punto a punto, sólo uno cada vez que acudía, aportando a su equipo un goteo constante de anotación. Cuando fue de extrema necesidad, metió los dos que se necesitaban para ir a la prórroga.
Los problemas con los tiros libres de Lessort son evidentes, pero se sabían. Tuvo el año pasado un 55% de tino en la Euroliga desde la línea de 4.60 metros con el Estrella Roja. En estos albores de la temporada no ha mejorado, posee un 53%. Va cada partido más de cinco veces a la línea de personal, pero mete apenas la mitad.
Algún veterano aficionado se acordó el martes de Kenny Miller cuando Lessort iba constantemente a la línea y sólo metía uno de los dos tiros. Cuenta algún antiguo compañero alguna anécdota con el pívot de Chicago, una vez que debía fallar los tiros libres porque interesaba jugar la prórroga en un recordado partido ante el Ulker. Se preguntaban si iba a meterla justo cuando se necesitaba el error. Efectivamente, Miller fue fiel a sí mismo, falló los tiros.
Miller jugó 280 partidos con el Unicaja y su porcentaje fue de un 48% desde la línea de personal tras lanzar. Tiró 893 y metió 430. No llegó al 50%. Es frecuente que este tipo de jugadores acudan con asiduidad a la línea porque los rivales evitan la canasta fácil siempre que pueden. Es algo que Lessort también padecerá si no va mejorando su eficacia. Comparte con Miller su tremenda capacidad física.
Según los datos de la web del Unicaja, de los jugadores que han jugado un mínimo de 20 partidos oficiales (111 en total) con la camiseta del club, Miller es el peor tirador de libres. Delante de él, Alfonso Reyes (53%) y Alen Omic (56%). En esos guarismos se mueve Lessort tras nueve encuentros de verde.