Miguel Ángel Moreno
Madrid, 16 feb .- El viernes se midieron por un puesto en la semifinal, en un magistral partido del argentino Nico Laprovittola que decantó la balanza del lado del Divina Seuros Joventut, pero este sábado los aficionados verdinegros y los del Baskonia son aliados en la Copa del Rey de Madrid.
Es la esencia de la Copa del Rey, un acontecimiento que implica la convivencia durante cuatro días en una misma ciudad de ocho aficiones, que estrechan lazos en la gran fiesta del baloncesto español y dan lugar a escenas como las que se vivían este sábado en el Barrio de las Letras de la capital.
La afición visitante más representada en Madrid, la del Kirolbet Baskonia con unos 2.000 aficionados, se quedó huérfana de equipo el viernes, pero no por ello iba a dejar de aportar calor y color a la Copa madrileña.
Este sábado se hicieron fuertes en la Plaza de Jacinto Benavente, aprovechando una carpa turística de la diputación de Álava, y bien armados con tambores, trompetas y saxofones con los que le dieron sonido a la tarde madrileña antes de poner rumbo al WiZink Center.
En esa congregación vitoriana, una marea azulgrana, se podían observar notas de color verde. No el de la segunda equipación del Kirolbet, sino de camisetas del Divina Seguros Joventut.
David y Álvaro, baskonista y verdinegro, comentaron a EFE que "el espíritu de la Copa" tiene estas cosas. "El baloncesto está por encima de los equipos", aseguró Álvaro.
No perdieron la armonía ni al ser preguntados por el gran protagonista del viernes, un Laprovittola que antes de pasar por el Joventut estuvo media temporada de azulgrana y apeó a su exequipo con 36 puntos y 50 tantos de valoración, récord en la historia de la Copa del Rey.
"Cuando estaba con nosotros en el momento clave fallaba", recordó el seguidor del Kirolbet sobre el paso del base argentino por su equipo. "Nosotros le tenemos mejor cuidado", añadió su compañero de la 'Penya', no sin sorna.
Para Jaume, otro seguidor badalonense en la marea vitoriana, la buena convivencia entre las aficiones de ambos equipos viene de largo. "Siempre nos hemos apoyado", asegura el seguidor del Joventut. Los gritos de 'Penya, penya" que en algún momento lanza la charanga dan fe de ello.
De esta manera, parece que el Joventut tendrá este sábado un apoyo extra de 2.000 aficionados en las gradas del WiZink Center. No es descartable que también cuente con ello el Iberostar Tenerife, a juzgar por los cánticos que proclamaban el hartazgo de los aficionados baskonistas respecto al Barcelona y el Real Madrid.
No solo azulgranas y verdinegros dieron ruido y color a la capital este sábado. Al mediodía, en la Plaza de Santa Ana, rebautizada 'Plaza Basket Lover' por la organización de la Copa, se congregaron aficionados de todos los conjuntos y mascotas de varios equipos en un encuentro festivo.
La plaza no fue la única que cambió de nombre para acoger el encuentro. Las calles adyacentes del Barrio de las Letras tomaron nombres baloncestísticos como "Los pívots no saben meterla", "Era campo atrás" o "La vida puede ser maravillosa", esta última en referencia a la conocida frase del añorado comentarista deportivo Andrés Montes.
El nivel de inclusividad de la Copa llega al punto de que la mascota más celebrada es la de un equipo que ni siquiera ha alcanzado el torneo: el león 'Máximus', del Cafés Candelas Breogán de Lugo, ha sido sin duda el más reconocido por los aficionados de la Copa del Rey de Madrid, y ha llenado las redes de imágenes con aficionados de todos los equipos. La magia de la Copa del Rey.