El Unicaja padece un problema serio con más de media temporada gastada. En este tiempo no desarrolló una red en su aro, que le aporte seguridad en los momentos trascendentales del curso. Se eleva el nivel de exigencia y el conjunto de Casimiro transmite algunas sensaciones muy preocupantes. No tiene consistencia en su campo, lo que supone un lastre importante. Falta ese dique que sostenga al equipo en momentos de sequía ofensiva. Un cerrojo que dé empaque y no haga pegar vaivenes, que permita ver a un cuadro malagueño más previsible, con una versión media de más nivel.
Los números evidencian un obstáculo relevante para el crecimiento. En los últimos siete partidos, que corresponden a tres competiciones, los cajistas encajaron 99.3 puntos por noche. En los tres choques recientes se eleva a las tres cifras, 101. Un guarismo altísimo para competir. Aún así, el Unicaja ganó tres partidos, todos sobre la bocina curiosamente. Un agujero sólo subsanable con una versión ofensiva sobresaliente. Esos días metió 103, 99 y 91 puntos. Unos promedios que van al alza conforme avanza la campaña.
El equipo malagueño fue el segundo que más canasta recibió en el Top 16, 80.8 puntos por encuentro sólo por detrás del Cedevita, y es el que más en los cuartos de final tras dos duelos (95.5 por noche). No mejora numéricamente en la ACB, donde es la tercera peor defensa (85.1). El Estudiantes y el Fuenlabrada son los clubes peores en la protección de su aro. Hay un dato que evidencia la gravedad del asunto. En 40 partidos sólo pudo dejar a dos rivales por debajo de 70 puntos, Fraport Skyliners y Fiat Turín. Una dinámica alarmante que ya está teniendo consecuencias. Costó la eliminación copera y el Alba recuperó el factor cancha y habrá tercer partido por un hueco entre los cuatro mejores.
Bien es cierto que el juego rápido en transición que propone el Unicaja favorece los tanteos altos, aunque las últimas cifras se escapan por arriba. Cuestionado por el rendimiento defensivo, Casimiro siempre ha expuesto idéntica teoría. El entrenador se atiene a los puntos encajados por posesión, una medición que sostiene la estadística avanzada. Su opinión es que el equipo protege mejor su canasta que lo que dicen los números, que condenan severamente la defensa verde. Un campo con necesaria e imperiosa mejora.