El Unicaja cayó por 67-69 en el Carpena ante el Bonn y no jugará la final de la Basketball Champions League como anfitrión. La final de la BCL la jugarán, por tanto, Bonn y Hapoel Jerusalem este domingo (20.00 horas), mientras que los malagueños tendrán que conformarse con la final de consolación a las 17:00 horas ante el Lenovo Tenerife, otro que también pudo ganar con un triple final de Fitipaldo.
El tiro en suspensión de Perry no entró. Y se hizo la tristeza por el final amargo, pero también el orgullo por la capacidad de sobreponerse, y la impotencia por ver el aro como el orificio de una aguja desde la línea de tres. El triple mató al Unicaja en uno de esos días en los que nada entró cuando debía.
Sensaciones encontradas. Los alrededor de 7.000 cajistas presentes vivieron una una noche de pasión aderezada de crueldad, porque el Unicaja luchó, luchó y luchó hasta la última jugada, pero cayó con justicia ante un Telekom Baskets Bonn que es un señor equipazo. Con todas las letras.
Debe salir con la cabeza alta el equipo de Ibon Navarro, incomodado como pocas veces lo ha estado, por un equipo entrenado a las mil maravillas, con un jugón casi imparable como TJ Shorts (21 puntos) y que, pese a no lucir, volvió a demostrar ese gen competitivo que le permite agarrarse al partido hasta tener un tiro final sobre la bocina para ganar. Perry asumió la responsabilidad, Perry asumió la culpa. Lágrimas de error humano.
Se pasó de la igualdad de los primeros cinco minutos, con dos rivales tanteándose como estampa digna de púgiles en un primer asalto, se pasó al torbellino, a los dos crochés que el Unicaja propinó al Bonn, sendos triples de Dylan Osetkowski y Darío Brizuela (20-11).
Pero el conjunto alemán, que tiene una voracidad similar a la del Unicaja, es también un equipo de fogonazos y con canastas de Javontae Hawkins, TJ Shorts y Finn Delany igualaron el encuentro en un primer cuarto digno de dos equipazos en plena forma.
El mal acierto que el equipo malagueño estaba teniendo en sus tiros exteriores se contrarrestó bien con buenos balances defensivos, algo indispensable para frenar a un equipo que también sabe correr como el Bonn.
Duro de superar por su rudeza defensiva, inteligente atacando y con talento en todas las áreas: es el Telekom Baskets Bonn, mucho más que un MVP de la Bundesliga alemana como TJ Shorts, que colocó a los suyos por delante en el segundo cuarto.
Pero no está falto de cañoneros el Unicaja, que tiene en Kendrick Perry y Tyson Carter dos perfectos aliados para penetrar y generarse tiros que, normalmente, estaban bien punteados por los chicos de Tuomas Iisialo, entrenador del año en Alemania por razones obvias.
Uno de los momentos de pequeña crisis del Unicaja llegó a falta de tres minutos del descanso, con un triple de Sebastian Herrera para despegar al Bonn (29-38) y meter presión a los locales en el tramo de mayor incomodidad.
Llegó el enésimo triple de TJ Shorts y un tapón a dos manos de Kratzer y el Bonn, diez arriba, en estado de euforia y con una finura que no estaba teniendo, ni de lejos, el Unicaja: andaba por el parqué demasiado precipitado y errático en sus tiros.
Tras el descanso, Ibon Navarro pidió efervescencia a la hinchada del Carpena, que tuvo su dosis de fe en un agresivo mate de David Kravish. No acompañaba la defensa ante el clínic en química que proponían TJ Shorts y Delany, principales anotadores del Bonn (38-48 minuto 24).
Estaba viéndose en el Carpena un choque de trenes, dos plantillas de físico y energía hasta los topes: pérdidas con jugadores tirándose a por el balón, rebotes más cercanos a una batalla, transiciones a la velocidad de la luz.
Los malagueños se colocaron a cinco de distancia a base de insistir, de tirar y fallar y rebotear y volver a tirar, aunque replicaran los germanos para irse al último cuarto en ventaja considerable, que no definitiva (50-57).
Para la remontada, el Unicaja tenía que cambiar la fórmula para sobrepasar a una defensa del Bonn que rozaba la matrícula de honor, y sobre todo, hacer olvidar el escalofriante dato del 20% de acierto en el triple con el que se llegó a los últimos ocho minutos de partido.
En el momento más requerido llegó un triple de Carter (55-58), y el Unicaja pisó el acelerador en defensa, se creció ante un Carpena ardiendo y apretó el partido.
Pero tres malos ataques consecutivos de los locales lo aprovecharon los jugadores del Bonn para dar un golpe sobre la mesa a falta de 2:55 (58-66), situación muy difícil para el Unicaja, que ya estaba desquiciado.
Lo intentó hasta el final el Unicaja, situado a dos puntos (67-69) a falta de 18 segundos y con última posesión de diez segundos para ganar el partido, pero la crueldad inundó el Carpena con el intento desde el triple de Perry que escupió el aro y dejó en nada las esperanzas malagueñas de jugar una final europea cinco años después.