Las semifinales de la Liga Endesa ya están en marcha y el WiZink Center ha presenciado el primer partido de la eliminatoria entre Real Madrid y Barcelona. Los de Chus Mateo han puesto el 1-0 en la serie con una gran actuación (97-78). Campazzo y Tavares encarrilaron la cosa y Sergio Llull sentenció con cuatro triples prácitcamente seguidos.
Tras el triunfo de Unicaja en la liga regular, el cuadro de playoffs nos ha regalado todo un clásico en semifinales. Pero, desde luego, el partido de hoy era todo una final, pues los dos equipos llegaban con una necesidad imperiosa de ganar. El cuadro de Chus Mateo quería redimirse ante su afición de la derrota -y debacle, en la segunda parte- ante Panathinaikos en la final de la Euroliga, mientras que el equipo de la Ciudad Condal buscaba arrebatar el factor cancha al Real Madrid para dirigirse a la final y evitar el año en blanco.
Volvió a la pista el Campazzo que todo el mundo conoce después de una versión un tanto descafeinada en el Uber Arena. Desde los primeros minutos, el argentino guio a los suyos. 7 puntos en el acto inicial, con un 100% de acierto, un recital de asistencias y el protagonismo habitual en el juego ofensivo blanco avalaron su arranque de partido. Tavares hizo mucho daño en la pintura y su contundencia en el rebote y el acierto de cara a canasta sirvieron para que el Real Madrid pusiese tierra de por medio en el marcador.
En el segundo cuarto, el Real Madrid pareció reencontrarse con los fantasmas de Berlín, aunque la reacción llegó a tiempo. El parcial de 2-10 para los blaugranas, con Álex Abrines a los mandos, obligó a Chus Mateo a parar el juego con un tiempo muerto, que vaya si surtió efecto. Entre la pausa y la polémica arbitral -imprescindible en un clásico-, el Real Madrid se volvió a poner a tono y recuperó la distancia en el marcador para marcharse al descanso 8 puntos por encima (44-36).
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Fueron los blancos quienes arrancaron mejor la segunda mitad del encuentro (parcial de 17-4 en los primeros tres minutos). El base argentino seguía enchufado y Musa, por fin, se desquitó de la mala racha en el tiro que arrastraba desde la final europea con una estética jugada sobre la bombilla. Desde entonces, aportó buenos y valiosos puntos a su equipo.
Ricky Rubio mantenía a flote al Barcelona en el partido, pero el Real Madrid se escapaba y las técnicas pitadas a Grimau no ayudaban. La diferencia llegó a los 20 puntos (62-42).
La solvencia culé en ambas zonas del campo durante los últimos minutos del tercer cuarto sirvieron para reducir a la mitad la brecha en el marcador y el último acto arrancaba con un +10 blanco (72-62).
El partido comenzaba a apretarse en el tramo final. Pero aún había un actor que no había salido a escena. Y lo hizo en el momento más oportuno. Cuando el Barça se colocó a ocho, Sergio Llull y su muñeca pusieron en pie al WiZink con cuatro auténticos mandarinazos que pusieron quince arriba al Real Madrid.
Para poner en pie el Wizink.
Para liderar al Real Madrid.𝐈𝐍𝐅𝐀𝐋𝐈𝐁𝐋𝐄 𝐒𝐄𝐑𝐆𝐈𝐎 𝐋𝐋𝐔𝐋𝐋. ©️@23Llull @RMBaloncesto #PlayoffLigaEndesa #ListosParaRomperla pic.twitter.com/gbfrvCaSxk
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Los 12 puntos del capitán blanco, prácticamente consecutivos, destrozaron el partido, que se convirtió en una exhibición madrileña para deleite de los espectadores.
Este viernes, a las 20:30 horas y de nuevo en el céntrico pabellón de la ciudad de Madrid, Real Madrid y Barcelona jugarán la segunda manga de la eliminatoria, antes de marcharse a Barcelona.