El Real Madrid se ha impuesto en la primera semifinal de la Supercopa de España, celebrada en Murcia. El conjunto dirigido por Chus Mateo ha vencido al FC Barcelona (89-83) y ya está en la final del primer título del curso, que se decidirá mañana a las 20:00 horas.
Facundo Campazzo fue la pieza clave para el combinado blanco. Con 18 puntos y 6 asistencias, el base argentino condujo a los suyos al triunfo. La diferencia de tiros libres lanzados -31 a 13 también fue un aspecto clave-.
El partido y la temporada comenzaron con sendos triples fallados por Dzanan Musa y Tomas Santoransky y el primer enceste del base checo para el Barça, que por cierto contó con la baja por lesión del pívot senegalés Youssoupha Fall. Los compases iniciales fueron de cierto atasco ofensivo y el marcador indicaba un exiguo 4-7 superado el ecuador del primer cuarto.
Los de Mateo, con un parcial de 7-0, dispusieron de su primera ventaja (11-10) y luego la estiraron hasta el 20-15. El periodo, con ambos técnicos habiendo empleado ya a casi todos sus jugadores, terminó con un ajustado 20-18 y liderazgo ofensivo para los madridistas Xavier Rathan-Mayes y Musa, ambos con seis puntos.
En el segundo cuarto la aparición de Serge Ibaka en defensa -dos tapones- y de Alberto Abalde en ataque -ocho puntos sin fallo incluyendo dos triples- dispararon al Madrid y obligaron a Joan Peñarroya a pedir tiempo muerto con el 32-24 en el minuto 15. La respuesta de los azulgranas fue inmediata: un 0-8 que igualó la contienda a 32 menos de dos minutos después.
Jabari Parker, percutiendo con su clase, y Darío Brizuela, desde la larga distancia, se echaron a su equipo a la espalda y lo mismo empezó a hacer Campazzo por parte de los blancos. Estaba siendo un buen partido, jugado a arreones, pero bueno... e igualado. El Barça, con Parker ya en 12 puntos, llegó mejor al descanso y, con un 9-18, se retiró al vestuario uno arriba (41-42).
Mario Hezonja, quien no anotó en la primera parte, comenzó la segunda convirtiendo dos triples seguidos para devolverle el mando a los vigentes campeones. Edy Tavares, además, hizo daño en la zona (53-46). El Barcelona estaba desordenado y fallón y eso permitió a su rival, pese a no estar tampoco súper, lograr una renta considerable (58-48 después de un triple de Campazzo). Peñarroya llamó a sus jugadores a su lado con cuatro minutos de cuarto por jugar.
Todavía hubo un 70-58 antes de que Álex Abrines cogiera su fusil. Dos triples suyos apretaron otra vez el tanteador (63-57). Una falta antideportiva señalada a Willy Hernangómez sobre Campazzo frenó la progresión culé pero incluso así el resultado era corto al paso del choque por el minuto 30 (67-61).
El clásico siguió incrementando la intensidad y en ese sentido Ibaka, exhibiendo poderío físico a sus 35 años, se llevó la palma. El final se acercaba con todo por decidir (69-67 con menos de seis minutos por jugar tras el primer enceste de Jan Vesely). A partir de entonces, con ambos conjuntos en bonus, se sucedieron los lanzamientos desde la línea de personal.
Demasiados fallos en tiros de campos dejaron el marcador igualado a 75 y luego a 77. Un 2+1 de Hezonja supuso el 80-77 y un triple de Satoransky el 80-80. Tavares, con uno de su ganchos, puso el 82-80 y un robo con canasta de Campazzo fue el 84-80. El Barcelona todavía recortó con un mate de Vesely (84-82) pero Sergio Llull mantuvo el colchón de los blancos con dos tiros libres y ese aspecto, el de los lanzamientos desde el 4,60 resultó clave también porque el Madrid tuvo 31 a su disposición, de los que metió 23, y su contrincante lanzó 13 y anotó 10. El 19-28 en faltas señaladas jugó su papel.