Los Warriors de Golden State y los Cavaliers de Cleveland definirán este domingo en el Oracle Arena de Oakland el título de la NBA en una final que, por primera vez en tres años, necesitó llegar al séptimo partido.
La última vez que la serie decisiva llegó a siete partidos fue en 2013 cuando los Heat de Miami,liderados por el alero LeBron James, ganaron por 4-3 a los Spurs de San Antonio.
Esto parecía impensable cuando tras los dos primeros partidos de la serie los Warriors ganaban por un margen combinado de 48 puntos y luego se pusieron arriba por 3-1.
Todo cambió a partir de la suspensión del ala-pívot Draymond Green, que se perdió el quinto encuentro, y con el resurgir del alero estrella de los Cavaliers LeBron James para plantar cara al base estrella de los Warriors, Stephen Curry.
A la cita los Warriors llegan mermados moral y físicamente por la baja del pívot titular, el australiano Andrew Bogut.
El escolta-alero Andre Iguodala también llega con molestias en la espalda, pero lo que más preocupa al entrenador de los Warriors, Steve Kerr, es el bajón colectivo en los dos últimos partidos, que perdieron en gran parte por falta de concentración.
"Creo que si uno empieza todas las temporadas diciendo: tenemos un séptimo partido en casa para ganar el campeonato de la NBA, lo elegiría todas las veces", comentó Kerr, quien recordó que sus pupilos están "en una posición en la que otros 29 equipos querrían encontrarse".
Stephen Curry, expulsado a falta de cinco minutos del sexto partido tras cometer la sexta falta personal, reconoció su frustración al no poder ayudar al equipo cuando más lo necesita.
Los Cavaliers saben que llegan con la inercia ganadora del momento a su favor y, sobre todo, con un James prácticamente imparable hasta el punto de que es el mejor jugador de las finales.
"Hemos demostrado que podemos ganar sin importar dónde nos va a tocar jugar", declaró James, que tiene promedio superior a los 35 puntos en lo que va de serie, y 41 tantos en cada uno de los dos últimos partidos cuando su equipo estuvo al borde de la eliminación.
James, al igual que Curry, admite que nada de lo hecho hasta ahora ya cuenta de cara al séptimo partido por lo que lo único que valdrá será el resultado final, que la estrella de los Cavaliers está confiado que va a caer de nuevo del lado de su equipo.
Si eso sucede, los Cavaliers se habrán convertido en el primer equipo en la historia de la NBA en ganar un título después de haber estado abajo por 1-3 en la serie.
Y James habrá cumplido su promesa de darle un título de liga a su tierra natal, donde hace 52 años que no llega ninguno en los deportes profesionales.