Era exactamente lo que se esperaba del trío nuclear de los Phoenix Suns. Un formato de todo o nada que por fin brilla. En parte, por supuesto, porque estas estrellas finalmente están alineadas, juntas y con continuidad.
Fue solo el décimo partido que junta en el parqué al 'Big Three' de los Suns. Kevin Durant, Devin Booker y Bradley Beal, algo imposible de ver en el primer tercio de la temporada. Y las cosas están empezando a funcionar. Después de derrotar por poco a los Pacers que llegaron sin Tyrese Haliburton (117-110), los Suns tienen un registro de 24-18, cinco victorias seguidas y diez en trece partidos. Son séptimos del Oeste pero ya han cazado al sexto, los Mavericks, y están a un palmo del quinto, los Pelicans.
Los Pacers también llegaron al partido con las mismas derrotas y ahora tienen una más (24-19). También son séptimos, empatados con el sexto, en su caso, en el Este. Apilan cuatro derrotas en cinco partidos, básicamente porque en seis de los siete últimos no ha podido jugar Haliburton, el santo y seña del equipo.
Después de caer fuera del partido, el equipo de Carlisle tuvo dificultades para llegar al último cuarto, cuando se metieron en el partido gracias a las genialidades de Kevin Durant (13 de los primeros 15 puntos de los Suns). Primero, Durant anotó un triple para detener el subidón de los Pelicans (106-105), luego Bradley Beal añadió tres canastas y una asistencia cuando el partido se encontraba en tablas (107-107). Un Bradley con buenas sensaciones físicas que por fin enseña los dientes.
El 'Big Three' sumó 91 de los 117 puntos del equipo, una barbaridad a la que, si la cosa sigue así, habrá que acostumbrarse. Beal acabó con 25 puntos y un brillante 11/16 en tiros y a Devin Booker le costó mucho más. Pero la clave fue Durant, quien sacó su magia a pasear en un momento extraordinario y pudo jugar más de 40 minutos dentro de la pista. KD mantuvo a los Pacers sin respuesta, anotando 40 puntos (y 9 rebotes) con 18 de 25 tiros y sin ir a la línea de personal ni una sola vez.