Color esperanza
Los verás todo negro. Eso dice el eslogan punlicitario del Cajasol en su primer año de andadura. El negro debe a partir de ahora ser el color de la esperanza. 20 años, con muchísima más gloria que pena, han jalonado la corta historia del baloncesto de élite en Sevilla tras dos subacmpeonatos de liga, uno de copa, dos participaciones en la euroliga, y varias puestas en escena europeas en otras competiciones. A partir de ahora sólo queda desear que esa historia, vivida hasta hace seis temporadas y que desde entonces se ha vuelto mediocre, vuelva a reeditar viejos laureles haciendo soñar a todo el mundo con la posibilidad de levantar títulos y volver a la élite, y plantilla hay para empezar a construir ese proyecto.
Con gente como Ellis, Carroll, Ignerski, Kakiouzis, Betts o Bueno se puede construir un equipo sólido a las órdenes de u campeón del mundo, Magnano, que tendrá toda la responsabilidad del mundo, para lo bueno y para lo malo, en el plano deportivo, y que no podra utilizar como excusa el hecho de no haber entrenado nunca la ACB si las cosas salen mal. La apuesta es ambiciosa y la exigencia debe ser máxima porque el crédito de todo aquello que no sea el fútbol en Sevilla no es ilimitado.
La pena es que en el estreno el inquilino de la cancha que visita el Caja no puede ser más desagradable. Bragado y competitivo como pocos, el Gran Canaria es el gran milagro de la liga. Sin un gran presupuesto ha sido capaz de estar en todos los carteles importantes en los últimos años. Es un habitual de la Copa del Rey y de los playoff. Los canarios se han ganado últimamente el derecho el derecho a ser considerados más grades que este caja venido a menos. Mantienen el bloque del año pasado con el exquisisto Mario Fernández en la dirección y sus durísimos pivots dentro. Pero eso no quita que se pueda soñar con este caja... para algo el negro ahora es el color esperanza.