¿Por qué ahora no hacen falta avales para poder ser presidente del Athletic?

Ante la fulgurante aparición de varios nombres como posibles candidatos a suceder en la presidencia del Athletic Club a Aitor Elizegi, conviene aclarar alguno de los aspectos que ayer adelantábamos ya en un artículo, publicado aquí mismo, en ElDesmarque Bizkaia, y que crearon cierto runrún en redes y redacciones. Aparte de las ganas de darle al club un nuevo rumbo hay un factor que influye en que haya muchos grupos que tengan la respetable intención de ocupar el palacio de Ibaigane. Uno de esos factores es que, al menos de momento, ya no habría que presentar avales.

Reitero, que algunos parece que ayer no lo pillaban: no haría falta presentar un aval económico para consolidarse como junta directiva efectiva una vez lograda, lógicamente primero, la victoria en la batalla electoral de las urnas salvo que antes de la fecha fijada se cambien los Estatutos.

Cuál es la explicación para que no haya que avalar…

La Ley del Deporte del gobierno español dictaminaba que las sociedades deportivas debieran tener que presentar como requisito para dirigirlas un aval del 15% del presupuesto. Pero eso se modificó a finales de año después de la enmienda presentada por ERC y el PNV, sobre todo empujada por la difícil situación económica del FC Barcelona, lo que desaconsejaba que nadie (Joan Laporta) pudiese entrar a asumir las fuertes deudas que presenta la entidad culé.

A raíz de esa aprobación de la enmienda, la responsabilidad objetiva de las juntas directivas pasa a ser por tanto la misma que la de las sociedades anónimas al uso. Es decir, que salvo un caso flagrante de dolo, negligencia o de mala fe en la praxis, no habría que responder a la situación económica del club.

¿Y que pintan aquí los Estatutos del Athletic?

La nueva ley del deporte transmite esa competencia de la responsabilidad subsidiaria, que es mucho peor en realidad que afrontar la ejecución tan solo de los avales puestos, a los estatutos de cada club. Y aquí cada uno reacciona de una manera diferente.

Por ejemplo, el Real Madrid, de la mano de Florentino Pérez, puso un porcentaje muy elevado para prácticamente cerrar el camino a la mayoría de candidatos. El Barça lo ha hecho de una forma mucho más liviana, mientras que Osasuna, el otro de los equipos que junto al Athletic conforman el grupo de los cuatro que no son una sociedad anónima, ha mantenido la cifra del 15%.

En el caso del conjunto de San Mamés, si se aprueba el trabajo de varios años de la comisión redactora, podría fijarse en un 5% del total del presupuesto del club.

Pero a día de hoy, en el mes de marzo de 2022, a meses probablemente de unas elecciones en la calle Alameda de Mazarredo, no se contempla un aval ni una responsabilidad diferente a la de las sociedades anónimas.

Si no se modifican los estatutos, lo que habría que aprobar en una asamblea que ha tumbado los dos anteriores intentos a Fernando García a Macua y a Josu Urrutia, no habría que presentar el aval.

¿Qué se deduce de todo esto?

Pues de entrada que lógicamente es muchísimo más fácil presentarse a presidente y a junta directiva del Athletic que frente al muro que han tenido que escalar anteriores contendientes. Otra cosa, además, es pasar el corte de las alrededor de 3.000 firmas necesarias para llegar a las papeletas.

Ahora, si se aprueban los nuevos estatutos se pondría un 5%, y si no se aprueban en la asamblea, que debería dar 2/3 de votos favorables a ese filtro, quedaría libre. También hay otra opción, y es que a diferencia de anteriores intentos esta vez se presente algún artículo por separado, como el del aval, y no como un todo conjunto. Y que se diera una aprobación exprés.