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La vida y el sufrimiento en las alturas, secretos del éxito de Carapaz

Daniela Brik

Tulcán (Ecuador), 31 may .- Resistente, disciplinado, perseverante, son algunas de las cualidades que allegados atribuyen a Richard Carapaz, pero uno de otros factores que han forjado al ciclista son el haber nacido, vivido y hasta sufrido al entrenarse en una altitud superior a los 3.000 metros.

"Aquí parece que lo que le ha ayudado es la altura donde vivimos y el esfuerzo, dedicación y trabajo", explicó a Efe el padre del líder del Giro, Antonio Carapaz, en su casa de El Carmelo, a unos 2.800 metros sobre el nivel del mar.

"Este hecho le beneficia porque es su hábitat, a diferencia del atleta de alto rendimiento que va a adaptarse a la altura y tiene que sufrir", explicó el médico especializado en medicina del deporte Mario León desde Guayaquil.

Graduado en Alto Rendimiento y antiguo responsable de un centro del Comité Olímpico en Alemania y de la Federación Ecuatoriana de Atletismo, León dijo que el ciclista tiene una mayor capacidad cardiorrespiratoria.

Los deportistas que se entrenan en la altitud elevan su reserva de glóbulos rojos, y desarrollan una resistencia tal que puede durar almacenada hasta un mes, circunstancia ideal para afrontar desafíos en el llano.

El factor esencial de este mecanismo es la hipoxia de altura o falta de oxígeno, que conduce a cambios fisiológicos en la adaptación del organismo y que puede experimentar cualquier persona que se traslada a vivir a una zona elevada.

"El organismo pone en carrera sus reservas, el sistema cardiopulmonar trata de compensar, se produce un aumento del latido en la frecuencia cardíaca y respiratoria", explicó el especialista.

El deportista entonces mejora su capacidad de rendimiento debido al incremento de su capacidad de oxigenar sus músculos.

Además, la hemoglobina de deportistas que viven y entrenan en condiciones de altura suele estar por encima de 16 y no es nociva, añadió.

En otras palabras, es como "un dopaje natural a través de la formación de eritrocitos que benefician a la hemoglobina".

Carapaz suele entrenarse en su región natal, con un clima frío, húmedo y lluvioso que tiene mañanas de intensa neblina.

"Como él dice, tiene el mejor templo del mundo. Entrenamos normalmente a 4.000 o 4.500 metros, y la comida de aquí es la mejor. Entonces no tiene para qué irse a otro país a preparase, aquí se entrena al ciento por ciento", aseguró en Tulcán su amigo Jorge Montenegro, director de la escuela de ciclismo Richard Carapaz.

A la 'Locomotora de Carchi' le gusta subir al volcán Chiles en Ecuador, a más de 4.700 metros y cuyos últimos 14 kilómetros antes de llegar a la cima no están asfaltados.

"Es páramo. Llegas a menos dos grados de temperatura. A él le gusta mucho eso, si llueve le gusta más, por eso los días en el Giro que llueve digo que él se va riendo porque aquí pasamos más penas", afirmó entre risas Montenegro en el velódromo de Tulcán, donde se entrenan al menos 15 jóvenes prospectos.

Otra de sus virtudes, según su compañero, es la disciplina que aplica en sus entrenamientos y la "gran capacidad de sufrimiento".

"Hay días en que como todo ser humano amanece un poco dolorido, pero ahí es donde en lo personal lo admiro mucho porque dice: hay que hacerlo. Y entrena cinco horas", manifestó.

Montenegro está convencido de que en las últimas etapas del Giro a Carapaz "le va doliendo más que a otros, pero tiene esa raza de aquí del Carchi, él es un 04", indica aludiendo al número inicial del documento de identidad, el mismo que distingue a los oriundos de esta provincia andina.

"Él es muy superior a nosotros y hay momentos en el entrenamiento que vamos subiendo y ya no le podemos hablar porque vamos a 180 pulsaciones. Como él es un 'crack', sigue conversando y a uno le toca decirle que sí o que no", recordó entre risas.

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