Carlos Coloma (Logroño, 41 años), pasó a la historia de la BTT en España con la medalla de bronce en los Juegos de Río 2016. Una medalla igual de valiosa la logró su discípulo David Valero en Tokio 2020.
El riojano, director del BH Templo Cafés y mánager y entrenador de Valero, es experto, desde su época de corredor, en salvar obstáculos y siempre fue un aliado del sacrificio. En la Neom Titan Desert Arabia Saudí disfruta de una experiencia diferente, adornada con el maillot rojo de líder del subcampeón mundial granadino, su buque insignia dentro de un equipo estructurado con escuela de niños y equipos de categoría juvenil y sub'23.
P.- Para la historia quedó su celebración de la medalla olímpica en Río poniéndose las manos en sus partes. ¿Le siguen llegando recuerdos?.
R.- Sí, ese día lo recuerdo y me lo recuerdan, me viene mucho a la cabeza, fue la consagración a todo el camino que hice hasta llegar a la medalla. En 2013 gané en Banyoles, dos semanas después me rompí el hombro siendo séptimo del ránking UCI. Me operaron poniéndome 8 tornillos. Cuando salí de la lesión estaba el 350 en el ránking mundial, en 2014 subí al puesto 20, en 2015 era noveno y en 2016 logré la medalla olímpica.
P.- Una medalla que se logró como consecuencia de un carácter muy definido y tras superar un enorme sufrimiento.
R.- Logré mi primera plaza olímpica en 2004, pero no me llevaron. El seleccionador llevó al cuarto del ranking y no al segundo, que era yo. En 2008 me incluyeron para los Juegos de Pekín, y a falta de un mes me dejaron fuera. Menos mal que recuperé la plaza en los despachos.
P.- O sea, que no hay que rendirse nunca.
R.- Exacto, esa es la idea que intento transmitir a los corredores. Por difícil que parezca se puede alcanzar todo, además en este deporte todo depende de un día, en una prueba de apenas una hora.
P.- ¿En qué le cambio la vida la medalla olímpica?.
R.- A partir de Río empecé a tener un reconocimiento que me permitió arrancar con el proyecto del equipo. La medalla tuvo mucha cobertura mediática, salí en TV, participé en Pasapalabra, aparecí en los telediarios, en los periódicos. Me dieron mucho cariño y lo aproveché. Ese fue el trampolín del final de mi carrera y comenzó a cambiar la visión de la BTT en España.
P.- El equipo BH Templo Cafés empieza en 2019, en 2019 entra Rocío del Alba y en 2020 ficha a David Valero. Ahí llega el despegue definitivo del equipo.
R.- Con Rocío hubo mucho tirón mediático, y cuando llegó Valero se produjo un gran respaldo económico para respaldar a un corredor de su nivel, que requiere mayos gestión alrededor de él, mejor atención en los materiales y en el equipo humano.
P.- ¿Cuándo descubre a David Valero?
R.- Le conocí en 2013 participando los dos en una carrera. Yo quedé primero y él segundo, y me sorprendió lo bien que se defendió en el barro un corredor alto como él, con sus características. En 2015 nos ganó a Hermida y a mí en Valladolid. En 2016 coincidimos en el equipo olímpico, yo fui tercero y él noveno.
P.- Qué tiene Valero de particular?
R.- Pronto me di cuenta de que era especial, un corredor con un motor increíble, con mucha constancia y una cabeza especial. Vi que le faltaban detalles de material y de aspectos técnicos. En 2020 David quiso venir a mi equipo. Trabajaba en una tienda de bicis y ya daba mucho que hablar. Finalmente llegó a BH Templo Cafés en 2021. Me costó convencer a la empresa, pero luego me apoyaron. Había dudas por su edad, pero dije que tenerlo nos daría tranquilidad. Va a ser un deportista de los que marcan una época.
P.- ¿Cuáles con sus objetivos como preparador y hasta dónde debe llegar David Valero?.
R.- El mío como mánager consolidar el trabajo de BH en la base de la BTT desarrollando las 3 escuelas que tenemos con 300 niños. También el equipo juvenil y sub'23. Por primera vez en España tenemos un equipo independiente, adjunto al profesional, pero con estructura propia. Para David los objetivos son el Mundial del Glasgow 2023 y los JJOO de París 2024. Es el pilar del equipo.
P.- ¿Cómo ve el nivel de la BTT en España?.
R.- La BTT en España se trabaja cada vez más, pero hay mucho que mejorar, debemos copiar a países como Francia y Suiza. Sabemos cómo trabajar, mejoramos en temas de material y planificamos bien porque las carreras se deciden por segundos, y son de un día. Cuidamos cada detalle. En el equipo somos 28 personas entre corredores y la dirección.