En Audi han encontrado en los SUV una muy buena razón de ser. Y el Q3 es un muy buen ejemplo de ello. La primera generación del todocamino de tamaño medio ha vendido más de un millón de unidades.
Ahora, con el lanzamiento de la renovación del modelo, los alemanes ansían poder seguir estando a tan buen nivel. Para ello le han dado una vuelta de tuerca a este Q3 y lo han dotado de una mayor tecnología, una versatilidad aún más evidente y un diseño, cuanto menos, más atractivo.
Un Audi que llega con diferentes estilos, tanto por fuera como por dentro. En su parte exterior, Base, Advanced y S-Line mientras que los acabados interiores son Basic, Design Selection y S-Line.
Por lo que respecta a los motores, cinco posibilidades. Tres en gasolina: un 35 TFSI con un propulsor 1.5 de 150 caballos ,el 40 TFSI y 45 TFSI con un 2.0 de 190 y 230 CV respectivamente. En cuanto al diésel, son dos: un 35 TDI y un 40 TDI de 150 y 190 CV de potencia cada uno.
El problema que no te cuentan
Un modelo que, en líneas generales, es de lo mejor del mercado en su segmento. El problema, como suele ocurrir con marcas premium como Audi, está en el precio. Y no precisamente porque sea una barbaridad su versión de acceso (35.920 euros).
El caso es que a la que empezamos a subir en categoría y nos decantamos por acabados que no son el de serie, el precio se dispara. Y mucho. Es más la versión más sofisticada llega hasta los 48.050 euros una diferencia de casi 15.000 euros que muchos ven muy desproporcionada.