En Ford han decidido apostar de forma definitiva por situarse a medio camino entre las marcas generalistas y las marcas premium. Al menos en el segmento de los SUV de gran tamaño.
Y es que ahí, su nuevo Ford Edge mira directamente hacia los premium intentando dejar a tras modelos más sencillos. El SUV de gran tamaño de Ford se ha renovado respecto a la versión lanzada al mercado en 2016 con grandes cambio estéticos y, sobretodo, con esa voluntad de estar un paso por delante y comer en la misma mesa que marcas como BMW, Audi o Mercedes.
Algo que, tal y como apuntan muchos, no es que haya logrado precisamente. Un problema que no hace otra cosa que muchos frenen en seco la copra del modelo.
¿Es este Ford Edge un SUV premium? Sí, sin duda alguna. Por equipamiento, por motores y por prestaciones, las versiones más equipadas des este nuevo modelo americano sí que pueden estar a la altura de marcasen principio superiores.
El problema es que para eso deberemos acudir a las versiones más equipadas y, por tanto, más caras. Su versión de acceso a la gama se sitúa por encima de los 40.000 euros, una versión muy convencional sin grandes alardes.
“¿Más de 60.000 euros por un Ford? Para pagar eso me voy a por un Mercedes” o “Me parece excesivamente caro para ser un Ford, por muy equipado que llegue” son algunos de los comentarios que se pueden leer en los diferentes foros.
Un problema que puede hacer que esa esperada voluntad de Ford de ascender un par de escalones en el mercado en cuanto a categoría de marca acabe convirtiéndose en una bajada en sus ventas.
El Ford Edge presenta problemas de fabricación. El nuestro con 6 días y 1900 km se avería intercooler y turbos y Ford no quiere indemnizarnos. 2 meses y medio en talleres