El Mini Countryman y el Fiat 500X son dos modelos que compiten entre sí. Dos modelos únicos, podríamos decir. Entre otras cosas porque, como bien saben los amantes de Mini y los de Fiat, al menos en este caso, la estética es algo muy importante en los dos fabricantes.
Dos modelos destinados a aquellos que pretendan moverse con un SUV por la ciudad pero que, de vez en cuando, no tengan miedo de salir del asfalto. La idea de Mini y de Fiat fue la de diseñar y fabricar un crossover muy atractivo por fuera y con ciertas capacidades offroad. “¿Cuál me compro?” preguntan muchos en las redes. La respuesta parece clara.
De hecho, los dos modelos cuentan con versiones con tracción total en sus gamas mecánicas. Algo que, al margen de dejar muy clara esa voluntad aventurera de las marcas hacia estos dos coches, los distancias de algunos grandes nombres de la competencia.
Si los comparamos, es más que evidente que, como ocurre de hecho en todos los modelos de Mini, el modelo británico entra por los ojos. Fue en 2001 cuando Mini resucitó a este modelo y le dio un aire nuevo. A partir de entonces, no ha hecho otra cosa que crecer y aumentar su gama. Eso sí, sigue siendo un modelo destinado a, como aseguran algunos, darse un “capricho”.
Por su parte, la versión campera del 500 puede presumir de ser, como el pequeño modelo urbano de Fiat, un acierto. Es, como bien saben los que ya tienen uno, un coche resistente, bonito y que no suele dar problemas.
Es por eso que, si bien es cierto que ninguno de los dos suele abundar en el mercado de segunda mano, deberías ir a por un 500X antes que a por un Mini Countryman. Seguramente será más barato y, a no ser que te decantes únicamente por lo estético, te dará mejor resultado a la larga.