Son tiempos de cambios en el mundo del motor. Las tendencias de los últimos años no tienen nada que ver con las de los 90 o principios de los 2000 en muchos aspectos.
Por ejemplo, antes importaban más los caballos. Hoy en día nos preocupa más darles de beber. Y es que los precios de los carburantes están disparados.
Además, entonces no te tenían tan en cuenta los sistemas de seguridad, mientras que en la actualidad hay muchos que son obligatorios.
Por otro lado, los monovolúmenes fueron los reyes dominantes hace 20/30 años, mientras que en la actualidad los que triunfan son los SUV. No hay casi ninguna marca que no tenga alguno en su catálogo.
Y todo ello sin olvidar las subidas de precios y las estrategias de las marcas para ahorrar inversiones con tal de superar la crisis que viene sufriendo el sector desde antes de la pandemia y que se ha visto agravada por el coronavirus.
Pero la cosa no va solo de gustos en los conductores. Los fabricantes han tenido que virar su estrategia hacia la movilidad eléctrica para evitar multas millonarias a causa de la normativa Euro 6 que limita el límite de emisiones de las marcas. Y más que lo tendrán que hacer con las restricciones que vienen. De esta forma, los coches con más caballaje y los diésel van dejando sitio a los híbridos, híbridos enchufables y eléctricos.
Con todo, son unos cuantos modelos los que han pasado a ocupar otro segmento para reducir gastos y rentabilizar ingresos. El Ford Mondeo, que será relevado por el Evos, es un ejemplo de ello. O los que han pasado a mejor vida. Y en esta parcela, uno de los que podría tener los días contados, es el Peugeot 108.
El utilitario francés arrastra una larga historia a sus espaldas y todavía es posible hacerse con uno en los concesionarios o e el configurador de la firma. Y lo cierto es que desde la marca francesa todavía no han hecho una comunicación oficial.
Sin embargo, los indicios apuntan a que tiene los días contados. Su desaparición es cuestión de tiempo. Y ojo, porque su primo hermano, el Citroën C1, también seguiría sus pasos.
Ello se debe a la compra de la planta del Grupo Stellantis en la que se fabrican ambos modelos por parte de Toyota. De hecho, en esa planta se produce también el Aygo. Y las intenciones del conglomerado pasan por unificar y rentabilizar esfuerzos, recursos e inversiones, y fabricar solo el modelo japonés.