Opel quería darle una nueva oportunidad para evitar la desaparición, pero el resultado final está sembrando nuevas dudas

Opel ha buscado dar un empujón al Insignia con un lavado de cara. Un modelo que apunta a la desaparición como está ocurriendo con muchas berlinas. Y en su plan de actualización ha añadido una versión diésel de tres cilindros que, si bien es más económica, genera muchas dudas en cuanto al resultado obtenido.

Estamos hablando de un motor de tres cilindros diésel que cubica 1.5 litros y desarrolla 122 CV de potencia y 285 Nm de par. Un bloque no debería dar problemas, pues modelos de la competencia como el Volkswagen Passat o el Skoda Superb también montan motores diésel de 122 CV. Sin embargo, los resultados dejan bastante que desear.

El Opel Insignia de acceso siembra dudas

El Opel Insignia es un modelo que destaca por su espacio y confort interior, su completo equipamiento y también por su comportamiento seguro en la marcha. Y cabe decir que estas virtudes también se encuentran en este diésel 1.5D.

Sin embargo, cuando se trata de sacarle nervio, la cosa se complica. Este motor mesa unos 100 kilos menos que los cuatro cilindros, pero apenas se nota pues da una respuesta bastante pobre.

A este Insignia ya le cuesta en el arranque. Las vibraciones hacen acto de presencia. Y hasta que no ha pasado un buen rato en marcha no se notan las virtudes del turbo. Y eso si lo subimos de revoluciones, pues por debajo de las 2.000 se nota que padece.

Las prestaciones de este modelo son de 12,1 segundos a los 100 km, que para el motor que monta no está del todo mal. Mientras que la firma anuncia un consumo medio de unos 4 litros. Pero esta cifra no es del todo real. El consumo en realidad suele subir por encima de los 6,2 litros. Una cifra que no mejoran lo que registra el cuatro cilindros de 174 CV.