Corría 1962 cuando nació la Volkswagen T1. Una furgoneta que sirvió de inspiración para la creación del llamado Half-Track Fox. El creador fue Kurt Kretzner. Y aunque fue un modelo que nunca llegó a tener más que dos unidades y que la marca alemana terminó resucitando.
Cuatro años fue el tiempo que Kretzner dedicó a crear esta Half-Track Fox basada en la T1 de Volkswagen. Este modelo consistía en una furgoneta que mantuvo unas ruedas de 14 pulgadas en la parte delantera, pero que se caracterizaba por contar con orugas envolviendo unas ruedas traseras de 13 pulgadas. Un vehículo que conseguía mucho agarre y que era ideal para zonas de nueve y movilidad reducida.
Aquel Half-Track Fox se movía con el motor bóxer de cuatro cilindros y 1.2 litros que desarrollaba 35 CV de potencia, alcanzando una velocidad máxima de 35 km/h.
No obstante, aquel proyecto terminó mucho más rápido de lo que empezó. Entre el trabajo que implicaba su fabricación y la nula demanda, finalmente solo se fabricaron dos unidades.
De aquellas dos unidades solo se conserva una. Esta acabó en el Museo Porsche en Gmünd, Austria, y finalmente fue adquirido por Bullikartei eV, un grupo de seguidores de la T1. Este club quiso restaurarla en 2005, pero el proyecto no se llevó a cabo.
Finalmente, tres años después, fue la sección de vehículos clásicos de Volkswagen Commercial Vehicles quien tomó la iniciativa. Recuperó aquella Half-Track Fox y sí consiguió restaurarla. La pintó de nuevo con el color naranja que se usó en el original y se creó un interior completamente nuevo para finalmente devolver a la vida este modelo que en su momento apenas llegó a vivir.