¿Necesitas espacio, quieres conducir un palmo por encima de los turismos y los SUV te producen urticaria? Si es así, Citroën tiene una alternativa para hacerte feliz. Se llama Citroën Berlingo Multispace.
Según la marca, estamos ante un monovolumen mediano pero, lo cierto es que de aquella ilustre categoría que a finales de los noventa parecía destinada a comerse el mundo quedan el Grand Scenic y el Espace de Renault, el Volkswagen Touran y, según algún nostálgico, el Clase B de Mercedes, aunque es más bien un híbrido de turismo y aquella gloriosa tipología casi olvidada. El resto de coches que reciben tal denominación o son otra cosa –el Dacia Jogger es un crossover de libro- o, como la furgoneta que nos ocupa, son derivados más o menos bien resueltos de furgonetas comerciales. Ahora, eso sí, a espacio y versatilidad nadie les gana. Y la Berlingo, en esta categoría, es una de las mejores opciones.
La Citroën Berlingo Multispace –nótese lo de la, porque el femenino se le aplica por ser una furgoneta- mide 4,4 metros de largo, alcanza el 1,8 de alto y ofrece 775 litros de maletero, cifra que ni sueña con igualar un SUV mediano y a la que un SUV grande sólo se acerca sin la tercera fila de asientos fuera de servicio. Ni siquiera el Seat Tarraco, con sus 4,73 metros de largo y sus 760 litros de maletero cuando sólo ofrece cinco plazas, le hace sombra a la Berlingo.
Tres opciones y listo: un 1.5 BLUEHDi 1.5 diesel con 102 CV, un 1.2 PURETECH de gasolina con 110 CV y, de nuevo, otra vez el 1.5 BLUEHDi 1.5 diesel, pero con 130 CV. Ninguna de las tres versiones de la Berlingo exige más de seis litros cada 100 km. Los niveles de acabado se denominan Live, Feel y Shine y tenemos en todos ellos lo imprescindible. Una ventaja notable es que, ahora sí, las puertas deslizantes traseras cuentan con elevalunas eléctricos. En materia de seguridad no le falta de nada y lo mejor es el precio: la versión de acceso sale por 21.365 euros.