Los SUV, como bien saben fabricantes como es el caso de Toyota, Skoda y Ford, entre muchos otros, se han convertido en las auténticas referencia en las carreteras españolas y europeas desde hace ya muchos años.
Un tipo de carrocería que, de hecho, no ha hecho otra cosa que casi eliminar por completo del panorama automovilístico actual a las berlinas y a los monovolúmenes, carrocerías a las que ha sustituido poco a poco en la inmensa mayoría de catálogos de marcas generalistas.
Eso sí, por mucho que los SUV sigan creciendo, hay un tipo de carrocería que de momento está resistiendo y que nada hace pensar que vaya acabar desapareciendo: los familiares.
En este caso estamos ante carrocerías que llegan como complemento a las carrocerías formales, habitualmente de los compactos o berlinas compactas, que cuentan con mayor capacidad de carga y que se convierten en una opción muy interesante teniendo en cuenta que son coches con mejor dinámica y coeficiente aerodinámico que el de los SUV, además de ser opciones también más baratas.
Si bien es cierto que es un tipo de carrocería que no tiene ni de lejos la misma cuota de mercado que tienen los SUV, cabe destacar la importancia que tienen dentro de su respectivos modelos.
Buena muestra de ello es que, por ejemplo, el caso del Skoda Octavia, más del 75 % de sus ventas corresponden a la versión que cuenta con carrocería familiar, mientras que por parte del Toyota Corolla la cuota de mercado dentro de la gama del contacto japonés por parte de la versión familiar desde el 50 % y de más del 47 % en el caso del Ford Focus.
Teniendo en cuenta que son opciones con mejor coeficiente aerodinámico que los SUV, no son pocos los que aseguran que, con la cada vez mayor implantación de los eléctricos, este tipo de carrocerías van a seguir teniendo su espacio en nuestro mercado.