La gasolina y el diésel están marcando el ritmo de muchas conversaciones estos días. Y no es precisamente para contar chistes. Todo lo contrario. El combustible nos está dejando en números rojos cada vez que queremos llenar el depósito.
Una situación que se agrava cada día y que incluso hasta en el Gobierno genera preocupación. Y es que los precios se están disparando al ritmo del año pasado, con la diferencia de que actualmente no están activas las ayudas de los 20 céntimos por litro. Si hablamos de números, la gasolina se ha marcado una subida del 19,3% desde principios de año, mientras que el gasóleo, aunque menos, también ha subido un 2,9%. Pero ojo, esto no es un paseo de verano, porque parece que estas subidas van para largo.
En el Ministerio de Transportes son conscientes de que el precio del litro de gasolina y el diésel vuelve a estar por las nubes. Y saben que la cosa está lejos de estabilizarse. Tanto como que las excusas de siempre ya no valen. Las vacaciones, las sanciones internacionales, las tensiones entre Rusia y Ucrania o la inflación son discursos agotados. Y en el Gobierno están empezando a sudar la gota gorda. Y es que se están imaginando un futuro no muy lejano en el que la gasolina se vuelva a situar por encima de los dos euros por litro. Temen que los precios se vuelvan locos como en el año 2022.
Pero no solo están preocupados por los consumidores habituales. Lo que más les tiene en vilo son los transportistas. También están al borde del colapso. Y una nueva huelga generaría serios problemas en España. Carreteras bloqueadas, estaciones de servicio desiertas y problemas de suministro generarían un caos que poco interesa al PSOE y a su popularidad. No obstante, a no ser que cambien mucho las cosas a corto plazo, parece que esta fiesta solo acaba de empezar.