Luces antiniebla delanteras: cuáles son y cuándo usarlas según la DGT

Una de las muchas dudas que tienen los conductores recae en la utilización de las luces antiniebla. Un primer apunta es claro: son de obligatorio uso si la meteorología lo requiere. Pero, ¿cuándo se deben activar? ¿Cuándo no? ¿De qué sirven? Existen varios ítems que todo el mundo debe tener en cuenta y varios contextos meteorológicos donde la utilización de dichas luces son de carácter obligatorio, tal y como expone el artículo 106 del código de circulación. Con esa premisa, toca repasar cuándo se deben utilizar las luces antiniebla delanteras.

Primero de todo, hay que explicar qué diferencia las luces antiniebla a unos faros normales. Este tipo de luces están separados de los normales y ubicados a unos 20-30 centímetros del suelo. Además, las antiniebla se caracterizan por tener una luz fuerte, que apuntan directamente al suelo. El objetivo es claro: iluminar la calzada para que el conductor ver el recorrido más próximo y no molestar a los vehículos que pueden venir de cara.

Uno de los primeros contextos donde es estrictamente necesario utilizar las luces antiniebla delanteras es, precisamente, cuando hay niebla densa. Momentos donde la visibilidad está completamente reducida. En ese caso es importante dar uso a las luces por dos motivos: para ver y, sobre todo, para ser vistos. Por eso mismo, no solo las delanteras son de vital importancia, sino también las traseras.

Es importante destacar que, tal y como apunta la normativa de la DGT, los faros antiniebla delanteros también se pueden usar con una niebla algo menos espesa. Así como en otros contextos con meteorología complicada. Estos casos agrupan nevadas, tormentas, lluvias con mucha fuerza o, incluso, nubes de polvo.

Para una buena utilización de las luces antiniebla delanteras, es importante tener en cuenta que también se pueden activar cuando los conductores se adentran en carreras con muchas curvas. Subir alguna montañas es un ejemplo claro donde dichas luces se deben cumplir. Además, la carretera debe ser algo más estrecha de lo habitual para que el uso de los faros estén justificados.

¿Cómo reconocemos estas luces?

Son muchos los conductores que no saben detectar de primeras las luces antiniebla. Es un sistema que, en general, se usa en ocasiones tan concretas que la incertidumbre de saber dónde están o cómo funcionan está a la orden del día.

Las luces antiniebla traseras son de color rojo -y de obligada presencia en los coches por ley-, mientras que las delanteras son blancas o amarillo selectivo. A nivel visual es importante que tengan colores fuertes, como los mencionados rojo o amarillo.

Un apunte extra que es de interesante conocimiento es que este tipo de faros se pueden usar aunque sea de día y, si por lo que sea, el vehículo no dispone de luces antiniebla delanteros, se puede sustituir por luces de cruce o de largo alcance. También importante destacar que el símbolo de las antiniebla es muy reconocible: faro con la tres rallas y una curva atravesándolas. Sabrás que has encendido las luces si en el panel del coche está el símbolo encendido y de color amarillo.

¿Hay multas por no usar las luces antiniebla delanteras?

Los contextos donde se pueden usar las luces antiniebla delantera están claro, por lo que de no tener una buena ejecución puede suponer una multa. El reglamento de la DGT lo dice claramente: "Es obligatorio utilizar el alumbrado establecido reglamentariamente cuando existan condiciones meteorológicas o ambientales que disminuyan sensiblemente la visibilidad como niebla, lluvia intensa, nevada, nubes de humo o de polvo o cualquier otra circunstancia análoga".

En este caso se trataría de una infracción grave y, por lo tanto, una multa que asciende a los 200 euros. Eso sí, no conlleva una reducción de puntos en el carnet de conducir y únicamente se centra en una sanción económica que se aleja de la multas más graves.