Con un mercado cada vez más saturado de SUV y de crossover, marcas como Mazda ayudan a hacer de este tipo de carrocerías opciones mucho más interesantes, especialmente en el terreno del diseño.
Y es que no es que sea ningún secreto que los de Hiroshima siempre se han caracterizado por ser un fabricado que ha puesto mucho empeño en crear modelos muy bien dotados a nivel mecánico y tecnológico pero, sobre todo, modelo muy acertados en cuanto a su diseño.
Es una marca en la que conceptos como elegancia y deportividad siempre han ido de la mano, y donde el diseño es una pieza quizás más importante que en el engranaje de otros fabricantes. Es por eso que sus modelos siempre acaban llamando la atención y, sin ser los más vendidos de sus respectivas categorías, se referencia en cuanto a elegancia y deportividad.
Un buen ejemplo de ello es el Mazda CX-30, un crossover de tamaño compacto que se queda un escalón por debajo del CX-5 en cuanto a dimensiones pero que cuenta con el famoso diseño Kodo que tantos buenos resultados le ha dado a Mazda en los últimos tiempos.
Lo mejor en su caso es que, como ocurre con otros tantos modelos de la marca japonesa, este bonito diseño y las novedades tecnológicas en cuanto a motores y equipamiento vienen de la mano de una relación calidad/precio muy acertada.
Y es que las versiones de acceso de este modelo tiene un precio que se queda por debajo de los 28.000 euros, un precio que, sin ser un chollo, lo iguala a otros modelos de su categoría que no llegan tan bien dotado en algunos sentidos. No es casualidad entonces que, sin ser el modelo más vendido de su categoría, este Mazda cuente cada vez con más adeptos en las carreteras españolas.