No han sido pocas las veces que, desde organismos como la DGT, han dejado muy claro que uno de los principales elementos a tener en cuenta a la hora de realizar un buen mantenimiento de nuestro coche son los neumáticos.
Entre otras cosas porque son los elementos que mantienen en contacto al coche con la carretera o con el asfalto, por lo que tener unos neumáticos en un estado deficiente puede acabar suponiendo un problema muy grave y aumenta evidentemente el riesgo de accidente.
En este sentido, ya no es que sea cuestión tan solo de llevar los neumáticos siempre a la presión correcta para que así funcionan de forma correcta, sino que llega un punto en el que, por edad y por desgaste, los neumáticos se deben reemplazar.
Es más que cierto que la inmensa mayoría de los conductores cambian los neumáticos cuando así se lo indica su mecánico de confianza, pero cabe tener en cuenta que precisamente son los propios neumáticos los que ya nos dan una buena pista de cuando toca que les demos un relevo.
Y es que dentro de toda la información que podemos encontrar en el neumático, entre ella el alto del perfil, el ancho del neumático, el diámetro de la llanta o el peso máximo, también podemos encontrar una cifra formada por cuatro números que no deja de ser la fecha en la que se fabricó.
Así, si por el ejemplo nos encontramos con un número como puede ser 1220, debemos saber que las dos primeras cifras 12, es la semana del año en el que se fabricó el modelo, y las dos últimas 20, el año en cuestión de fabricación, por lo que ya tendremos una pista de lo antiguos o no que son nuestros neumáticos y sabremos si, más allá de su estado, deberemos cambiarlos.