Uno de los sistemas de seguridad más importantes para los niños es el alzador. Una herramienta que se lleva utilizando en los vehículos durante muchos años y permite dar al niño una protección extra en caso de accidente. Además de tener puesto el cinturón, el alzador ayuda a que un posible golpe sea menos dañino para él o ella. Es, en definitiva, una protección que va más allá de lo puramente decorativo: es un sistema de retención infantil que cumple un papel de vital importancia. Dentro de los alzadores que existen, hay limitaciones por edad y diferentes puntos a tener en cuenta.
Para la Dirección General de Tráfico, la recomendación es clara: todos aquellos menores que no lleguen a los 150 centímetros de altura, deben viajar en el vehículo con un alzador ajustado a su edad y a su peso. Es más, los que no lleguen a los 135 centímetros tienen la obligación de llevarlo.
Antes de utilizar el alzador, la gran mayoría de padres tienen otro artilugio que es también de vital importancia para la seguridad de los bebés. El alzador aparece en la vida de los niños a partir de los cuatro años, pero hay dos grupos claramente diferenciados y que se deben tener en cuenta para la máxima seguridad. Según la Ley de Tráfico implantada en 2014, esos dos grupos son:
Los menores de estatura igual o inferior a 135 cm deben viajar obligatoriamente en asientos traseros y usar sillitas de retención infantil #SRI, recomendable 150 cm. Y mejor #Acontramarcha.
Para esta norma hay excepciones que encontrarás aquí 👇.
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— Dir. Gral. Tráfico (@DGTes) June 19, 2021
Según Tráfico, el uso adecuado de estos alzadores reduce un 75% los accidentes mortales y un 90% las lesiones. Son, por lo tanto, porcentajes muy altos que se deben tener en consideración. Es por ello, que los padres o las personas a cargo de menores tienen la obligación de conocer las normativas de la DGT al respecto.
Y lo deben de hacer no solo por la protección de los niños, sino para evitar multas económicas. Incumplir la normativa de la Ley de Tráfico es considerada una falta grave y tienen consecuencias: desde la retención del vehículo hasta multas de 200€ o la retirada de tres puntos del carnet de conducir.