Con la llegada del frío, la lluvia y la nieve, es inevitable hablar de neumáticos. Sin embargo, la elección adecuada puede variar según diversos factores, como el tipo de coche, el uso del vehículo, el área geográfica y el estilo de conducción. En Europa, algunos países exigen el uso de neumáticos específicos de invierno durante varios meses al año, mientras que en lugares como España, Italia o Portugal, donde el frío es menos frecuente, esta obligación no existe.
Para aquellos que viven en zonas montañosas o en el norte de España, donde las condiciones invernales son más pronunciadas, los neumáticos de invierno son ideales. Sin embargo, estos presentan un inconveniente importante: deben cambiarse en verano, ya que se degradan rápidamente y son menos eficaces en asfalto caliente.
Aquí es donde entra en juego la solución intermedia: los neumáticos "all season". Estos neumáticos ofrecen una alternativa equilibrada y polivalente, ya que funcionan bien tanto en invierno como en verano. Son eficaces en asfalto frío y mojado, y su rendimiento óptimo se mantiene cuando la temperatura desciende por debajo de los 8 grados Celsius.
La gran ventaja es que no requieren cambios estacionales, eliminando la necesidad de tener dos juegos de ruedas. Podrás olvidarte de ellos hasta que tengas que cambiarlos por desgaste.
La denominación "all season" deja claro su propósito: ser un tipo de neumático que funciona durante todo el año. Sin embargo, como toda solución, presenta algunas limitaciones. En condiciones de altas temperaturas, ya sea en seco o mojado, su agarre es inferior, y necesitan más distancia para detener el vehículo en frenadas de emergencia. Además, el consumo de combustible es mayor y su desgaste es aproximadamente un 10-15% superior en comparación con neumáticos convencionales.