Cada vez son más los ataques de activistas en España contra los SUV

La creciente popularidad de los SUV no ha estado exenta de críticas y controversias. Si bien estos vehículos han dominado las ventas mundiales en la última década, su tamaño, peso y consecuente contaminación han generado preocupación entre diversos grupos, especialmente los activistas climáticos, quienes han llevado su descontento más allá de las palabras, recurriendo a acciones vandálicas.

Los activistas, motivados por su lucha contra el cambio climático, han tomado medidas extremas contra los SUV, incluyendo el desinflado o pinchazo de neumáticos de vehículos con motor de combustión. Aunque su objetivo es concienciar sobre las emisiones y riesgos asociados a estos automóviles, estas acciones han generado polémica y preocupación en la sociedad.

Los SUV, enemigo público de los activistas climáticos

A nivel internacional, este movimiento activista ha cobrado fuerza en países como Alemania, Reino Unido, Australia y Estados Unidos. En ciudades como Berlín, se han reportado más de 1.000 denuncias por actos de vandalismo contra SUV en un solo año, evidenciando la magnitud del problema.

Los activistas suelen actuar de noche, en áreas residenciales donde los SUV son más comunes. Utilizan dispositivos para desinflar lentamente los neumáticos, acompañados de pegatinas en los parabrisas que explican sus motivos. Esta forma de protesta busca generar conciencia sin causar daños materiales significativos.

Empiezan a proponerse medidas específicas para losSUV

A pesar de su difícil control, estas acciones han despertado debates sobre la regulación de los SUV. Propuestas como imponer tarifas más altas para estacionar en la calle o incluso requerir un carnet específico para vehículos pesados han surgido en Europa como medidas para frenar su avance.

En España, la preocupación por los SUV también ha crecido. Si bien aún no se han registrado ataques masivos como en otros países, el debate sobre su impacto ambiental y social está presente en la agenda pública y política. El futuro de estos vehículos en el país podría estar marcado por medidas regulatorias más estrictas y una mayor conciencia ciudadana sobre su uso responsable.