No hace mucho tiempo, cuando la electrificación en el sector del motor empezaba a despegar, muchas marcas empezaron a apostar muy fuerte por los coches eléctricos. Algunas incluso se marcaron fechas límite para dejar de vender coches de combustión interna que adelantaban las establecidas por la Unión Europea.
El mercado, sin embargo, ha sido quien realmente les ha marcado la estrategia. Los coches eléctricos tienen poca salida, lo que ha llevado a muchas firmas a rectificar. Muchos fabricantes están frenando sus planes más ambiciosos. No solo eso. Algunos incluso dan marcha atrás, recuperando modelos con motores de gasolina que estaban prácticamente descartados.
Toyota ha sido una de las últimas marcas en sumarse a este frenazo. El año pasado, la marca japonesa solo vendió 104.000 coches eléctricos, lo que representa apenas el 1% de sus ventas globales. Esto ha llevado a la marca a revisar sus objetivos. Inicialmente, Toyota planeaba producir 1,5 millones de vehículos eléctricos para 2026, pero ha reducido esa cifra a un millón de unidades, según informes del medio japonés Nikkei.
Sin embargo, lejos de ser una retirada, Toyota está preparando una jugada maestra. Aunque sus ventas de eléctricos son bajas, la marca sigue consolidando su liderazgo en tecnologías híbridas y, más importante aún, ha acelerado el desarrollo de las baterías de estado sólido. Estas baterías, esperadas inicialmente para 2027, podrían comenzar a fabricarse a partir de 2026, lo que convertiría a Toyota en uno de los primeros fabricantes en lanzarlas al mercado. La marca ha podido dar este paso gracias a la luz verde del Ministerio de Economía, Comercio e Industria de Japón.
La batería de estado sólido promete ser un cambio radical, ofreciendo una autonomía de 1.200 kilómetros con una sola carga, una cifra muy superior a las capacidades actuales de las baterías de iones de litio. No obstante, la producción inicial será limitada, y no se espera una producción en masa hasta 2030.
Toyota también ha anunciado una nueva batería de iones de litio de alto rendimiento, en colaboración con socios externos. También lo hará von la ayuda del gobierno japonés, que aportará subsidios de unos 2.000 millones de euros. Aunque Toyota ha reducido su ritmo en la producción de vehículos eléctricos, su enfoque en tecnología avanzada de baterías le asegura un papel clave en el futuro de la movilidad eléctrica.