La situación económica de Nissan se encuentra en un momento crítico, lo que podría afectar significativamente a la empresa. Según los últimos informes financieros, la compañía ha sufrido una caída del 94% en sus beneficios. Hasta ahora, este año solo ha generado 126 millones de dólares en dividendos, una cifra muy inferior a los 1.250 millones obtenidos en el mismo período de 2023.
Ante este panorama, Nissan ha comenzado a implementar medidas drásticas para reducir costos. Entre ellas, destaca un recorte significativo de personal, que afectará a más de 9.000 empleados. Además, la compañía planea reducir en un 20% los gastos operativos diarios como parte de su estrategia para afrontar esta difícil coyuntura.
Pero eso no es todo. Nissan también está diseñando una estrategia a largo plazo con el objetivo de recuperar su estatus económico. Dado que los coches eléctricos no están teniendo todavía la salida esperada, la firma japonesa ha decidido poner su punto de mira a la próxima generación de coches eléctricos, la que llegará cuando hayan completado una mayor consolidación que la actual.
A lo largo de su trayectoria, Nissan ha demostrado ser pionera en la electrificación. Su modelo LEAF, lanzado hace más de una década, fue el primer coche eléctrico de masas. Sin embargo, en los últimos años, la marca ha priorizado los vehículos térmicos, dentro de la necesidad de apostar por modelos que realmente registren cifras de ventas.
Ahora, Nissan busca recuperar su lugar con una tecnología que promete un rendimiento extremo y una autonomía superior a los 1.000 kilómetros. Se trata de las baterías de estado sólido, que representan el siguiente gran paso en la evolución de los vehículos eléctricos. A diferencia de las actuales baterías de iones de litio, estas ofrecen mayor densidad energética, menores tiempos de carga y un peso considerablemente reducido. Sin embargo, su producción a gran escala sigue siendo un desafío, tanto por su alto coste como por los nuevos procesos de fabricación que requieren.
Nissan planea integrar esta tecnología en 30 modelos que se lanzarán de forma escalonada en los próximos años. La marca espera que la economía de escala permita reducir los costos de las baterías, haciéndolas accesibles para una gama más amplia de consumidores a partir de 2028. Nissan no está sola en esta estrategia. Otras marcas como Volkswagen o Toyota también trabaja en el desarrollo de este tipo de baterías.
El ambicioso plan de Nissan no solo incluye baterías más avanzadas, sino también la introducción de coches eléctricos pequeños y asequibles gracias a su alianza con Renault. Esta estrategia apunta a diversificar su oferta y conquistar nuevos nichos de mercado.