El panorama para Tesla no es alentador. Su cotización en Bolsa ha caído un 30% en lo que va de año y las ventas del Model 3, uno de sus coches más populares, también han descendido. De haber sido el referente de la movilidad eléctrica, la marca corre el riesgo de convertirse en una opción secundaria en un mercado cada vez más competitivo.
Durante años, Tesla dominó el mercado de los coches eléctricos con cifras de ventas impresionantes y sin necesidad de invertir en publicidad. Sin embargo, la tendencia ha cambiado. Tras un 2023 histórico, la compañía de Elon Musk esperaba superar los dos millones de unidades vendidas en 2024, pero la realidad fue distinta: la marca cerró el año con 1,79 millones de vehículos vendidos, marcando su primera caída anual en ventas.
El arranque de 2025 ha sido aún más complicado. La demanda ha comenzado a desplomarse y la compañía enfrenta una pérdida de terreno frente a la competencia. En China, su mercado clave, Tesla registró en febrero un descenso del 49% en matriculaciones, el peor dato desde julio de 2022. En Europa, la situación no es mejor: la caída alcanza el 50%, con desplomes particularmente graves en Alemania (-76,3%), Italia (-54,5%) y España (-42,2%).
Países tradicionalmente afines a los coches eléctricos, como Noruega y Suecia, también han reducido drásticamente sus compras de Tesla, con descensos del 48% y 42%, respectivamente. En Australia, la bajada alcanza el 72%, mientras que solo en Reino Unido se observa un leve crecimiento del 20,6%, aunque muy por debajo del aumento del 42% que ha experimentado el sector en general.
Y mientras Tesla pierde terreno, su principal competidor chino, BYD, ha registrado un crecimiento del 161% en febrero. La clave de su éxito radica en su estrategia: una oferta más variada, con modelos tecnológicamente avanzados y asequibles, algo que Tesla aún no ha logrado igualar.