Pocos modelos como el Volkswagen Golf pueden presumir de tener el impacto que ha tenido este compacto alemán en la industria del automóvil en Europa desde hace ya muchas décadas.
Y es que sin duda alguna estamos ante no tan solo uno de los modelos más vendidos del fabricante sino ante una de las referencias en su segmento y uno de los modelos más vendidos en las carreteras del viejo continente, siendo por tanto lógico una opción de referencia para muchos conductores.
El problema que tiene este modelo es que, situándose por encima de sus rivales generalistas, no son pocos los conductores que saben muy bien que hay alternativas de un nivel de calidad similar en curso superior pero por los que realmente vale la pena pagar ese extra sin ser tan caros como un premium.
Un buen ejemplo de ello es el Mazda 3, uno de los compactos mejor valorados de la industria y que puede presumir de tener un diseño mucho más aplaudido que el del Volkswagen, entre otras cosas porque es más elegante y deportivo siendo así también un coche igual de polivalente y funcional que el modelo alemán.
Es cierto que su pensión de acceso se sitúa unos 1200 € por encima del Volkswagen, pero también lo es que, a diferencia del modelo alemán que llega con un motor de gasolina de 116 caballos de potencia sin ningún tipo de hibridación, el modelo japonés cuenta funda mecánica de 122 caballos de potencia que en su caso sí que cuenta con un sistema de micro hibridación ligera, lo que le permite lucir la etiqueta ECO de la DGT.
Además, contando con un nivel de calidad de fabricación más alto, mejores materiales y un mejor equipamiento de serie, la poca diferencia de precio lo convierte en una opción mucho más razonable que el Volkswagen.