Los coches chinos están ganando terreno a un ritmo imparable en el mercado europeo, especialmente en el segmento de los vehículos asequibles. Marcas como MG, que ahora tiene presencia consolidada en varios países del continente, están liderando esta expansión con modelos atractivos, bien equipados y con precios muy por debajo de los de sus rivales europeos, japoneses o coreanos.
Sin embargo, esta popularidad creciente no está exenta de inconvenientes. Muchos compradores no consideran ciertos aspectos importantes antes de adquirir uno de estos vehículos. A pesar de que son modelos nuevos, en garantía y con un equipamiento generoso, existen dudas razonables sobre su comportamiento a largo plazo.
Uno de los problemas más relevantes es la falta de infraestructura postventa. Con la excepción de MG, que empieza a crear centros de recambios en Europa, muchas otras marcas chinas no cuentan con esta red. Esto puede traducirse en meses de espera para piezas de repuesto. Y aunque se piense que pueden encontrarse en marcas blancas, informes recientes han demostrado que muchos componentes no tienen equivalencias compatibles fácilmente accesibles.
Además, la disponibilidad de piezas sigue siendo limitada. En algunos casos aislados, como con el MG HS, se han identificado compatibilidades con modelos antiguos europeos, pero esto es la excepción y no la norma. Y lo habitual es que los clientes tengan que esperar meses hasta que llega la pieza necesaria.
Tampoco se debe ignorar el consumo de combustible. Aunque algunos modelos ofrecen cifras prometedoras, en la práctica, muchos usuarios se han quejado de un consumo mayor al esperado. Parte de esto se debe a componentes sobredimensionados, como las cadenas de distribución, que incrementan el peso total y reducen la eficiencia.
Otro aspecto delicado es la depreciación. Mientras que marcas como Toyota, Honda o Volkswagen mantienen un alto valor de reventa, los coches chinos aún no han demostrado tener una buena retención de valor. Actualmente, su valor residual es bajo y su evolución futura sigue siendo una incógnita.