La nueva generación del BMW X3 ha llegado con grandes expectativas. Pero también con una controversia inesperada que ha comenzado a empañar su recepción. Lo que debía ser un modelo estrella dentro del catálogo de la firma bávara se enfrenta a críticas cada vez más frecuentes. Y hay un detalle clave: el diseño y la calidad percibida de su interior.
Durante los últimos años, BMW ha optado por una estética interior más minimalista y tecnológica. Sin embargo, esta apuesta no ha sido del agrado de todos. La marca ha reducido materiales nobles en favor de opciones más sencillas. Ello que ha generado malestar en clientes que esperan un nivel de acabado premium, especialmente en un SUV de este segmento.
Tal y como señalan en motor.es, medio que recoge la información, uno de los aspectos más señalados es la ausencia de cuero o materiales suaves al tacto en el salpicadero. Aunque BMW ha defendido el uso de materiales sostenibles, muchos compradores consideran que el resultado transmite una sensación de abaratamiento, impropia de un vehículo de su categoría y precio.
Además, elementos como los controles de las ventanillas en los reposabrazos han sido motivo de queja por su tacto y apariencia. Según numerosos propietarios, la calidad percibida no está a la altura de lo que se espera de un X3. Y aunque estos detalles puedan parecer menores, afectan directamente a la experiencia del usuario.
Marcas como Audi ya han reconocido errores similares en modelos recientes, admitiendo que ciertos recortes de costes no fueron bien recibidos. BMW, por su parte, todavía no ha hecho declaraciones públicas en este sentido, aunque según fuentes del sector, ya estaría recogiendo las críticas de los clientes para futuras actualizaciones.
Lo preocupante es que este tipo de decisiones puede comprometer el prestigio de una marca como BMW, que ha construido su identidad sobre la combinación de diseño, calidad y tecnología.