Desde hace años, las bolas chinas se han considerado juguetes sexuales creados para dar placer, pero en realidad este pensamiento es erróneo y afortunadamente, poco a poco, va calcando en la sociedad. Además, cada vez son más los estudios científicos que evidencian los beneficios que dichos objetos generan en el suelo pélvico de las mujeres.
Antes de profundizar en sus efectos y modos de uso, es conveniente explicar qué son las bolas chinas. Según define el Hospital Clínic de Barcelona, son “dispositivos esféricos que contienen un peso en su interior y se introducen en la vagina para tonificar la musculatura del suelo pélvico -músculos y ligamentos que rodean la cavidad abdominal de la parte inferior-. Existen presentaciones de una o dos esferas”.
A pesar de que a priori cualquier mujer puede utilizarlas, teniendo en cuenta que se debe tener una musculatura pélvica adecuada, se debe consultar siempre antes a un profesional sanitario experto en la materia para que valore de forma individualizada la situación de cada mujer.
Al introducirlas, estas producen una pequeña vibración, al moverse y chocarse entre ellas en el interior, activando la musculatura y aumentando el riesgo sanguíneo a nivel de la pelvis. Las investigaciones concluyen, según el artículo “¿Puede el entrenamiento muscular del suelo pélvico prevenir y tratar los prolapsos pélvicos?”, que son efectivas para:
Dependiendo de los beneficios que se quieran conseguir o del tratamiento a seguir, el peso de las esferas varía. Según el estudio publicado por el departamento de Ginecología de la Universidad Federal de São Paulo, “Alteraciones urodinámicas tras ejercicios del suelo pélvico para el tratamiento de la incontinencia urinaria de esfuerzo en mujeres”, dependiendo del peso están indicadas para:
Tanto el tipo y el peso de la bola china como el tiempo de uso son tres factores que debe establecer el terapeuta. A medida que se va mejorando el tono muscular se incrementará el peso del cono vaginal y el número de esferas vaginales, apuntan desde el Hospital Clínic.
Además de esto, la fisioterapeuta Patricia Peña apunta en su página web que “o ideal es empezar por 10 minutos al día. No se recomienda tenerlas puestas más de tres horas al día ya que el exceso de contracción puede aumentar demasiado el tono”.
El Hospital Clínic también recuerda que “para que estos dispositivos sean eficaces siempre se deben utilizar de pie, caminando o realizando actividad física” y no recomienda su uso en caso de:
Aunque la postura para colocarlas en el interior de la vagina es indiferente, Patricia Peña recomienda ponerlas con las rodillas y caderas flexionadas, al igual que un tampón, al final de vagina.
“Nunca debe doler el introducir una bola china, si duele, puede ser que sea demasiado grande o que los músculos del suelo pélvico estén hipertónicos, con demasiada tensión muscular”, enfatiza.
La incontinencia urinaria -pérdida involuntaria de orina- es uno de los problemas que pueden controlarse e incluso prevenirse con el uso de las bolas chinas. De hecho, aunque está considerado un tabú, afecta a una de cada tres mujeres de todas las edades; “se estima que entre un 30%-40% de las mujeres pueden tener escapes involuntarios de orina, aunque sea de forma ocasional”, apuntan desde el Hospital Clínic.
Esto se traduce que dicha enfermedad afecta a más de 56 millones de mujeres en Europa y más de 350 millones en todo el mundo.
Existen una serie de factores de riesgo que pueden agravar dicha incontinencia urinaria. Por un lado, se distinguen los no modificables:
Y, por otro lado, los modificables:
Además de la incontinencia urinaria, las mujeres que han pasado por uno o más embarazos o aquellas mujeres que ya están en la menopausia, tienen más probabilidad de sufrir un prolapso uterino -desprendimiento de la matriz, útero, vejiga o recto-; cuestión que también puede mejorarse o prevenirse con el uso las bolas chinas.