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Los falsos lunares rojos: las lesiones vasculares cutáneas que todos tendremos

Los lunares rojos realmente son vasos dilatados en la superficie de la piel que sobresalen. (Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia)
Escribo sobre salud entre médicos y deportistas

En más de una ocasión habrás visto en la piel de alguna persona una especie de lunar rojo o incluso si estás leyendo este artículo es porque tú lo tengas. A diferencia de lo que se podría pensar, lo lunares rojos realmente no son lunares sino unas pequeñas lesiones vasculares benignas que reciben nombres muy diversos: puntos rubí, hemangioma capilar, puntos de Campbell de Morgan o cherry hemangiomas.

Mientras que los lunares marrones, o de algún color similar al de la piel, se llaman nevus intradérmicos y son lesiones melanocíticas, es decir de pigmento, los puntos rubí son lesiones rojas que no tienen pigmento ni melanocitos sino sangre, explica Paloma Borregón Nofuentes, dermatóloga especialista en estética y miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).

¿Por qué salen en la piel estos lunares rojos?

Aunque gran cantidad de personas los tienen, a día de hoy su origen exacto se desconoce debido a la falta de investigaciones al respecto, apunta la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).

Se sabe que son de naturaleza benigna, "hay cierta predisposición genética -es raro encontrar pacientes que no tengan familiares directos que hayan presentado o presenten también estas lesiones cutáneas- y normalmente a quien tiene uno le suelen ir saliendo más a lo largo de la vida" apunta la doctora.

Aunque pueden aparecer en cualquier momento, durante las primeras décadas de la vida son menos numerosos y su aparición va a aumentando a medida que pasan los años. Cuando se llega a la vejez la mayoría de las personas presentan este tipo de lesiones en mayor o menor medida.

Desde SEMG señalan que se han propuesto otros factores como potenciales agentes causales. El estrés o la exposición a determinados productos químicos son algunos de estos agentes propuestos que pueden contribuir a la aparición y crecimiento de los puntos rubí.

La espalda es la zona donde más suelen salir

Aunque los lunares rojos pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, como las extremidades superiores, las inferiores, el cuello, la cara y el cuero cabelludo, la zona donde más salen es el tronco, concretamente en la espalda, indica SEMG.

La sociedad explica que de forma general suelen aparecer en forma de lesiones pequeñas redondeadas, lisas o ligeramente sobrelevadas, de tamaño variable ya que suelen aumentar con el tiempo, aunque en su mayoría se encuentran en un rango de 1-5 mm de diámetro, y con un color rojo intenso.

El diagnóstico es rápido y sencillo a pesar de ser asintomáticos

Por lo general, estos lunares rojos son asintomáticos aunque si están en zonas de roce constante o al darnos un golpe o un enganchón sí que pueden sangrar.

A pesar de esto, su diagnóstico es rápido y sencillo teniendo en cuenta su apariencia tan característica. Una "simple exploración y valoración directa de la lesión cutánea puede indicarnos el diagnóstico", aunque para tener una mayor certeza es conveniente comprobar a través del microscopio si se ven vasos sanguíneos entrelazados entre sí, apunta la sociedad.

La biopsia cutánea se realiza en ocasiones muy puntuales, sobre todo si con el tiempo cambia el tamaño, el color o la apariencia.

¿Se pueden quitar los lunares rojos?

Una vez que los hemangiomas capilares aparecen no suelen desaparecer, a no ser que "por algún traumatismos nos los enganchemos y arranquemos sin querer", señala la dermatóloga.

Ante tal situación, la SEMG recomienda "lavar el área con agua o suero y aplicar presión local con un algodón o una gasa, hasta que el sangrado ceda".

En su mayoría, la población opta por no quitárselos, aunque los menos deciden eliminárselos porque no les gustan estéticamente. A veces son los propios dermatólogos, tal y como apunta Paloma, los que recomiendan a sus pacientes quitárselos, sobre todo si son grandes y producen molestias al roce, sobre todo porque pueden sangrar.

Al igual que su diagnóstico, su tratamiento también es sencillo y efectivo. La electrocoagulación -calor por una corriente eléctrica-, la crioterapia-tratamiento con frío intenso- o la aplicación de láser o luz pulsada son algunas de las técnicas dermatológicas específicas que eliminan estas lesiones de forma permanente.

"En la gran mayoría de los casos una o dos sesiones suele ser suficiente para lograr que la lesión desaparezca de forma definitiva, a veces con una mínima cicatriz", apunta la sociedad.

Aunque también se pueden extraer quirúrgicamente, esta técnica cada se utiliza menos debido a su carácter invasivo y a la posibilidad de dejar una cicatriz más fácilmente.

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