Seguro que en más de una ocasión habrás escuchado el término entrenamiento funcional, teniendo en cuenta que en estos últimos años se ha puesto muy de moda. En rasgos generales este consiste en el trabajo del cuerpo para poder ejecutar las actividades cotidianas o diarias sin dificultad.
"La base del entrenamiento funcional es la individualización", sentencia Jorge Gómez, miembro de la Federación Española de Entrenadores Personales y Fitness (FEEPYF). Esto significa que el entrenamiento funcional óptimo tiene que ir de acuerdo a las necesidades específicas de cada persona, teniendo en cuenta que no todas ejecutan las mismas actividades en su vida cotidiana ni en el ámbito laboral.
Para comprender el objetivo real del entrenamiento funcional, es importante conocer que este "surge de las técnicas utilizadas por los médicos especialistas en rehabilitación, luego de lesiones y cirugías, quienes hacen uso de ejercicios que imitan las características de los movimientos que el paciente necesita, para volver a realizar en su vida habitual, su casa, su trabajo, en el deporte que practica, etc." explica un estudio publicado en la Revista Científica Dominio de las Ciencias.
Siempre y cuando el entrenamiento funcional se ejecute adecuadamente, este presenta una serie de beneficios, según el Instituto Europeo de Nutrición y Salud:
Además de los beneficios en el estado físico, Jorge Gómez señala que a nivel endocrino y antidepresivo, el entrenamiento funcional "regula los sistemas hormonales, da seguridad y confianza en sí mismo, mejora el nivel cognitivo y refuerza la concentración".
En rasgos generales este tipo de actividad mejora la calidad de vida, sobre todo de cara al futuro ya que previene ciertas patologías.
Aunque Jorge Gómez incide que el entrenamiento funcional se debe adaptar a cada persona, este propone algunos tipos de movimientos: