La fibromatosis plantar, también conocida como enfermedad de Ledderhose, es un tipo de afección que se caracteriza por la aparición de bultos duros y redondos o aplanados en la planta del pie. Al principio, estos nódulos benignos suelen ser indoloros, pero a medida que crecen pueden causar dolor al caminar.
Se trata de una patología que se observa en adultos, generalmente en personas de mediana edad y ancianos, y afecta 10 veces más a los hombres que a las mujeres, según el Centro Nacional para el Avance de las Ciencias Traslacionales de los Estados Unidos.
Hasta el momento se desconoce la causa exacta por la que aparecen, pero se cree que algunos casos son heredados. Aunque también se relaciona con otras enfermedades como la de Dupuytren -deformidad en la mano- (entre el 2 y el 18% de los casos tienen ambas patologías), la de Peyronie -deformidad en el pene- (el 4% de los pacientes), la adicción al alcohol, la epilepsia o la diabetes.
El centro estadounidense enumera algunos de los síntomas más comunes. No obstante, este recuerda que al igual que sucede con otras patologías, dichos síntomas, así como la intensidad de los mismos, pueden variar dependiendo de la persona.
Esto significa que para saber si una persona padece fibromatosis plantar no basta sólo con leer este artículo, sino que es importante que acuda a su médico de Atención Primaria.
La artralgia es un síntoma muy frecuente. Este consiste en un dolor agudo en las articulaciones.
Catalogado también como un síntoma muy frecuente.
Un síntoma muy frecuente que provoca sensaciones anormales como hormigueo, pinchazos o entumecimiento de la piel sin causa física aparente.
Los nódulos subcutáneos se tratan de lesiones ligeramente elevadas sobre o dentro de la piel con un diámetro superior a 5 milímetros. Es un síntoma frecuente.
Este último síntoma que se observa de forma ocasional. Dicho término engloba a todos los trastornos que afectan al sistema nerviosos periférico y se clasifican en función de la distribución, el tipo, la duración y el curso.
En algunos casos, tan sólo basta con la exploración física de las lesiones para diagnosticar la fibromatosis plantar. En cambio otras veces, se hacen exámenes de imágenes, como el ultrasonido o la resonancia magnética, o biopsias para confirmar el diagnóstico y valorar mejor la evolución de la enfermedad.
En los pacientes diagnosticados con fibromatosis plantar es conveniente buscar si hay otras enfermedades fibrosantes asociadas, recomienda el Centro Nacional de EE.UU.
El tratamiento más común es el manejo conservador: uso de plantillas suaves, modificando la plantilla donde roza el nódulo o inyectando corticoides regulares para reducir los bultos y aliviar el dolor.
Sin embargo, cuando este tratamiento ya no es eficaz porque no reduce los síntomas, se pasa a la cirugía, aunque es común que los nódulos vuelvan a aparecer.
En algunos casos se han empleado otros tratamientos, aunque ninguno de estos parece ser eficaz en todas las personas: